sábado, septiembre 29, 2018

PADRE ANTONIO KEMPES





P. Antonio Kempes. *21 -02-1913, +10- 12-2006.
Antonio nació el 21 de febrero de 1913 en la Capital de Holanda, Ámsterdam. Es hermano de otro misionero de la Sagrada Familia,  el P. Roberto. Comenzó de seminarista en 1926 (13 años), hizo votos en 1936 y se ordenó sacerdote en 1941.

Los primeros 18 años de su vida sacerdotal los pasó en Holanda como asesor espiritual de los seminaristas mayores y como socio del maestro de novicios en la localidad de Nieuwkerk y, posteriormente, siendo maestro de novicios y superior del noviciado. Puestos importantes que ejercitó con alegría. (Anécdota: Siempre con humor mencionaba que en el documento de su nombramiento aparecía el puesto de “quasi”-socio del Maestro de novicios.)

En el año 1959 fue nombrado misionero para Chile (con 46 años) Actuó sucesivamente en Yerbas Buenas, Abranquil Coquimbo, y Talca. En sus cartas comparte sobre las muchas tareas que tiene que cumplir en aquel tiempo: por lo menos 2 misas diarias son lo habitual.

 Una atención de parroquias de más de 1000 almas, donde hay que dar catequesis en las escuelas, donde hay que bautizar y casar y celebrar funerales y donde se le pide una palabrita de consuelo y de ánimo de persona a persona, Y aparte de todo esto hay que construir y hay que juntar dinero. No existen jornadas de descanso durante el año.            Por eso no es de extrañar que en los años ochenta le vienen dolencias de corazón y por este motivo y a causa de su edad avanzada, después de unas vacaciones en Holanda ya no regresa a Chile. Asumió por un par de meses un puesto de reemplazo en el pueblo de Naarden, Pero este par de meses se prolongaron hasta cuatro años.
Antonio siempre fue un miembro muy dedicado a la Congregación y un cohermano estimado y apreciado. Se abstuvo de toda popularidad en lugar de buscarla, (Lo dijo el obispo local con oportunidad de su despedida de Naarden). Fue maestro de novicios en tiempos turbulentos y de novicios inquietos. Después de tres años dejó este puesto pesado. Si se puede comparar la Provincia MSF de Holanda con una caravana de exploradores, el padre Antonio pertenecía al grupo de los cargadores indispensables y admirables. No fue un guía a caminos inexplorados.
 En el año 1984 se trasladó a la casa de reposo en Kaatsheuvel. pero al padre le quedaron aún muchos años de vida, hasta que cumplió 93. En 2005 fue trasladado hasta su última residencia que fue una casa de cuidados intensivos, donde lo atendieron con mucha dedicación hasta que llegó el momento que los enfermeros vieron que el fin se estaba acercando y lo acompañaban hasta que en toda calma partió a la casa del Padre. 
El Padre Antonio partió a Chile con el lema, “El amor nos urge”. Una palabra que le dio ánimo en los días difíciles. Lo convirtió en realidad a su modo modesto y ejemplar entre nosotros.-                              
Nota: Dentro de un par de años fueron tres maestros de novicios que sucedieron al padre Antonio que intentaron a salvar tal año de formación: Los padres Overgaag, Asseldonk y Peeters. Y después de ellos, el noviciado terminó, igual que en tantas congregaciones de Holanda y de afuera.                               (Fuente archivos Prov. neerlandesa. Trad. Gaspar.)

jueves, septiembre 27, 2018

EL PADRE ARNOLDO VAN DE KRUIS




EL Padre Arnoldo van de Kruis. *27- 07- 1921, +26-12-2011.
Arnoldo (Nout) nació el día 27 de julio de 1921 en el sur de Holanda. Después de la escuela básica, siguió una escuela agrícola y varios cursos nocturnos. Trabajó de controlador de lecherías y fue secretario de una sociedad del agro. En todo este tiempo sintió la vocación de sacerdote o de hermano religioso. Después de un retiro espiritual se decidió y en el año 1939 entró en el seminario menor de MSF. Sus estudios fueron interrumpidos varias veces a causa de la guerra. Sin embargo, en 1947 pudo emitir sus votos y el 20 de julio de 1952 recibió la ordenación sacerdotal.

 El mismo año fue nombrado para la Misión de Kalimantán, Indonesia. Por el hecho que al solicitar el viso necesario tuvo que pasar en espera largo tiempo a causa de las circunstancias políticas de Indonesia. Mientras tanto   pasó un período como pastor auxiliar y profesor de religión. Cuando al fin se negó oficialmente la asignación de un viso, el padre fue nombrado para la Misión de Chile, a donde partió a fines de 1956.

El Padre Arnoldo trabajó por más de 50 años de misionero en Chile. Era un obrero incansable con mucho corazón para la gente. Era honrado y directo en sus propósitos, no le gustaban las intenciones dobles y una política de amistades. Era un pastor pegado a las tradiciones y algo conservativo en su manera de pensar. Tenía buenos contactos con los Hermanos de Inmaculada Concepción (de Maastricht) de los colegios de niños y con las Hermanas de la Sagrada Familia para el colegio de niñas. Siempre estaba en acción en favor de su gente tanto en el terreno espiritual como material. Conocía bien las necesidades y preocupaciones de las personas confiadas a sus cuidados pastorales y trataba lo mejor que podía de solucionarlas. Necesitaba poco para sí mismo y, por lo demás, procuraba que a los de la casa no les faltara nada.
En marzo de 1990 fue elegido superior de la Provincia Chilena y reelegido para un segundo período hasta el año 1996. En el año 2002 celebró sus 50 años de sacerdocio. A partir de esta fecha se desmejoró notablemente su salud. Mantuvo lo más que podía su ritmo de trabajar. Visitaba sin descansar a los enfermos de la Población de Las Rejas de la Parroquia de Santa Isabel, cuyo párroco fue por mucho tiempo. Con el tiempo tuvo que guardar cama y al final tuvo que ser ayudado en todo. Fue atendido de noche y de día bajo la atenta dirección de Srta. Deidy Farias. nuestra coordinara de salud.
En el día siguiente a Navidad de 2011 finalmente pudo descansar junto al Señor, a quien había servido por tanto tiempo.    (fuente: archivo de la prov. neerlandesa. Trad. Gaspar.)

PADRE RENE CORBEELS



El Padre René Corbeels. *04-12-1934, +12-01-2016.
René nació el 4 de diciembre de 1934 en la sureña ciudad holandesa de Goirle. Durante sus años de enseñanza básica fue monaguillo muy diligente en la capilla de la comunidad MSF de la Procura y, por lo tanto, nada de extrañar que entró en el seminario de Kaatsheuvel  y al noviciado en 1956. Se ordenó sacerdote de manos del Obispo MSF J. Romeijn (de Kalimantán) y viajó en barco a Chile en el año 1964.


Llegado a Chile pasó un año estudiando teología pastoral y más tarde se desempeñó en   el puesto de vicario cooperador en Tocopilla. Era muy activo en el terreno social y para combatir la pobreza se ocupó en el sistema de cooperativas de Ahorro y Préstamos. Su vida de misionero en Chile fue de poca duración, pues debido a complicaciones administrativas en la contabilidad de las cooperativas, causadas más por imprudencia que por falta de probidad, fue recomendable ausentarse del país y volver a Holanda. Fue el 20 de abril de 1970. Después de tres años, al no poder ir a Chile, volvió a ser miembro de la Provincia holandesa.
En adelante se dedicó al estudio de economía y por parte del Obispo de la diócesis Haarlem /Ámsterdam recibió el nombramiento de capellán para la Misión de inmigrantes de habla español “San Nicolás” de Ámsterdam y estableció su residencia en una ciudad cercana. Sus feligreses de habla español apreciaron mucho su labor, y por parte de la diócesis recibió también muchas maestras de estima.
Su fin fue trágico. Un accidente de tránsito (un atropello de su vehículo) le causó desangramientos internos y el padre falleció en camino al hospital el día 12 de diciembre de 2016. Así fue el fin de este hombre, misionero de dos países. Siempre fue un fiel miembro MSF, que nunca faltaba en las reuniones y funerales. Fue un cohermano muy sociable y de trato cercano para muchos.  (Fuente: Archivos holandeses. Trad. y arregl. Gaspar)

martes, septiembre 25, 2018

EL PADRE ADRIAN DE MEYER




El Padre Adrián de Meyer + 13-01-1922, 03-11-1999.


Adrián (Janus) nació el 13 de enero de 1922 en un pueblo del sur de Holanda. Ser misionero fue su ideal de infancia y por la ruta habitual avanzó  hacia la meta. Comenzando a los catorce años en el seminario menor en el año 1936, hizo su profesión en 1943 y llegó ser sacerdote el 25de julio de 1948. En el año 1949 fue nombrado para la misión en Chile, donde comenzó  una larga serie de 43 años trabajando de pastor en Chile, hasta que su estado de salud lo obligó a regresar a su patria.

Durante los primeros años de su estadía en Chile conoció bien el país pasando por diferentes parroquias,  Santiago (“Sta. Rosa de Lima” y “Buen Consejo”), Talca, Colbún y Puluqui.  Al finalizar sus primeras vacaciones en Holanda y volviendo a Chile, llevó un barco, construido en Holanda y regalado por los habitantes de su pueblo natal. Siendo hijo de un barquero pasó por un tiempo de mucha satisfacción navegando por una región de islas en el sur de Chile en la cercanía de Calbuco y Puluqui. Se movió continuamente entre una y otra localidad de las comunidades  cristianas. Fue “Capitán al Lado de Dios”.

 Siempre recordaba con agrado este período de su vida, que por lo demás duró solo un par de años. Después de esto, comenzando en 1965, fue párroco durante más de 25 años de la parroquia de la casa central de la Sagrada familia ubicada en un barrió de gente acomodada  de Santiago, donde se sentía cómodo.  Adrián no fue un reformador de gran perfil, ni un hombre de ideas revolucionarias, pero se encontraba más a gusto y tranquilo con lo que era tradicional y seguro en la Iglesia y en la Sociedad. No fue su estilo de subir a las barricadas para ir en defensa de los explotados.  Sin ser conservador extremo no se sentía cómodo con el “aggiornamento”, de la Iglesia. Evitaba cualquiera discusión sobre este tema y brindó toda su atención a su iglesia y sus feligreses, los cuales lo tuvieron respeto y aprecio y que siempre le prestaron ayuda donde se necesitaba.  Aparte de ser un buen anfitrión en nuestra casa central, alcanzó al mismo tiempo traer un buen aporte a la consolidación de una basa financiera para nuestras obras de apostolado.
Sus últimos años fuer marcados por una salud vacilante  Debía ser ayudado por otros. Lo único que pudo hacer solo fue ser amable y saludar a todos que pasaban con una risotada hasta que llegó el momento que ya no reconocía a su familiares y  gente de la casa. Terminó su existencia terrenal el día 3 de noviembre de 1999.-                                               Su último lugar de descanso hay que buscarlo lejos de su querido Chile, lejos  de sus “aguas azules” del Sur. Pero sus cohermanos y sus feligreses no se olvidarán de este hombre siempre acogedor de muchos. Confiamos  que también el Señor lo cuenta entre sus acogidos y deja vivir este misionero en el Reino de Paz y Justicia que predicaba.       (Fuente: Archivos Prov. Neerlandesa. Trad. Gaspar)



sábado, septiembre 22, 2018

PADRE ROBERTO HOLLAK




P. Roberto Hollak. *20- 12-1917, +24-12-2008.


Roberto, hermano menor de nuestro P. Juan Hollak, nació en la ciudad de Ámsterdam el día 20 de dic. de 1917. Pasó por la formación inicial en el seminario de Kaatsheuvel, emitió votos el 8 de sept. de 1937, se ordenó sacerdote el 26 de julio de 1942 y fue nombrado para Chile en 1942. A causa de la guerra no pudo partir inmediatamente. Dedicó aquel tiempo a estudios de música y se desempeñó como director de coro y canto en el seminario mayor de Oudenbosch. Recién el 25 de sept. de 1946 pudo emprender el viaje a Chile. 

Durante 62 años se dedicó cien por ciento al servicio de la Iglesia Chilena, siempre entusiasmado y de buen humor. Fue un cohermano muy querido, un hombre de canto y de música, por lo cual es recordado por muchos. 

Tiene grandes méritos en el terreno de la educación. Hasta que en el año 2009 recibió una condecoración por parte del Gobierno de Holanda por sus gestiones en favor de la educación de la juventud chilena. Desde 1953 hasta 1984 funda y dirige varias escuelas en Santiago, Coquimbo y Llanquihue y el mismo ejerce el cargo de docente de música. Compuso un libro de cantos de 240 páginas en que aparece para cada canción las indicaciones para guitarra y los acordes. Cuando celebra sus 40 años de sacerdocio, el Superior de Holanda le escribe: “Tú eres un trabajador entusiasmado y siempre. que irradia algo y que hace resonar la música”.

En el año 1884 se abre el seminario mayor MSF en Chile y Roberto se convierte en el primer director. Se traslada de Llanquihue (su primer puesto) a Santiago. Durante 6 años sigue siendo director. El provincial holandés escribe: “Admiro la valentía con que te atreves a asumir esta tarea nueva. No será fácil lograr a formar un grupo viable antes que los últimos holandeses abandonen el país”. En el año 1990 Roberto es elegido superior provincial.

En el año 2007 le diagnosticaron un cáncer de pulmón. Pasó un período en que la enfermedad avanzó lentamente mientras que el padre, consciente de la gravedad, mantuvo su optimismo de siempre hasta que se desmejoró considerablemente y falleció el 24 de dic. 2008. Su funeral tuvo lugar en el día de la Navidad, con una ceremonia presidida por el obispo auxiliar de Santiago, Mons. Fernando Chomalí.
Así se puso término a una vida de este misionero incansable, como nuestro Fundador.               (Fuente: Archivos de Prov. de Holanda. Trad. Gaspar)  

EL PADRE JUAN HOLLAK




El padre Juan Hollak. * 16-09-1912, +10- 9-1993.

Igual que varios otros misioneros de Chile, Juan provino de la capital de Holanda, Ámsterdam, donde nació el día 16 de sept. de 1912. Trabajó algunos años de oficinista y en el año 1192, a la edad de 16 años, entró como seminarista a la casa de formación MSF de Kaatstsheuvel, haciendo los votos el 8 de sept. de 1935 y se ordenó sacerdote el 21 de julio de 1940. Recibió su nombramiento para Chile en 1941, pero no pudo partir debido a la guerra, por lo cual se dedicaba a actividades pastorales en Kaatsheuvel y Ámsterdam. Por fin, en 1946, llegó el momento tan ansiado de su partida a Chile donde se desempeñó en las parroquias de Coquimbo y de Talca dedicándose con preferencia a la pastoral juvenil.    Juan no fue una persona que buscaba protagonismos o aplausos y actuaba siempre con mucha generosidad y espíritu servicial. Era muy comunicativo. Le gustaba contar sus experiencias a veces dramáticas.

 Por ejemplo, sobre su caída de una escalera en el templo de Tocopilla, encima del altar cuando fracturó 4 costillas, hecho que alcanzó ser noticia en los diarios de entonces. O la botadura en el mar cuando su vehículo en que viajaba junto con su hermano, misionero en Chile, el P. Roberto, tomó una pista equivocada al lado del transbordador en el Sur. 

Otro tema favorito suyo eran sus experiencias con los scouts. El escoutismo ha marcado su vida. Siempre mantuvo una afición fuerte para el movimiento que ocupó un lugar importante en su quehacer misionero de anunciar la alegría del Evangelio. Fue fundador y capellán del Grupo Scout “Nuestra Señora de la paz” de Talca, que tenía su cuartel al costado de la Carretera Panamericana, y que celebraban sus campamentos de verano en la localidad de Vilches en la pre cordillera. Los niños a veces lograron aprovecharse de la buena voluntad del padre ya que él era muy complaciente y tenía como único objetivo ser un buen líder scout y trazar y buscar pistas para estar SIEMPRE LISTOS para servir y de esta manera asegurar que los niños y jóvenes tuvieran una infancia y juventud feliz con generosidad y responsabilidad.

 El padre Juan también tenía una gran afición a la fotografía artística con participación en concursos del Foto Cine Club de Chile donde consiguió un gran círculo de amigos, creyentes o no-creyentes. El mismo oraba: ¡Señor, somos unos privilegiados viviendo en un país tan hermoso! ¿O somos ciegos? Observando esta hermosura de la naturaleza, ¿acaso no nos suena tu voz, cuando hay silencio exterior e interior diciendo: “Esta hermosura te he guardado y mantenido para que tú gozares de esa para ver algo de la hermosura que soy Yo”. Ciertamente estas muestras de hermosura que el trató de registrar en las fotografías, eran para él signos de pista hacia el encuentro con la hermosura y felicidad sin límites de Dios.

Después del año 1881 se trasladó a “La Puerta Abierta” Centro de Orientación Católica en Santiago, donde supo escuchar a gran cantidad de personas que llegaban a confiarse sus problemas personales, religiosos y matrimoniales y pudo aconsejar, ayudar y sugerir pistas para avanzar por caminos sin explorar. Entre los muchos testimonios citamos: “Gracias a él he recuperado mi fe en Dios”. “Me ha salvado mi matrimonio”.
En el año 1993, secuela de varias dolencias, llegó el momento en que le tocó estampar el signo: “Fin de Pista”. Fue el fin de la vida de un misionero siempre listo para servir y mostrar la verdadera hermosura y felicidad, que el habrá encontrado ahora para disfrutar de ellas para siempre.                                              (Vea Archivos de Holanda, Trad. Gaspar.)

domingo, septiembre 16, 2018

FIESTAS PATRIAS 14 DE SEPTIEMBRE 2018





























sábado, septiembre 15, 2018

PADRE LEONARDO PENNINGS




Padre Leonardo Pennings. *06. 09. 1913, +29. 11. 1994.  

Leonardo nació en la Ciudad de Kleve en Alemania el 6 de septiembre de 1913. Hizo sus votos religiosos el 8 de sept. de 1934 y se ordenó el 23 de julio de 1939. Luego recibió su nombramiento para Chile, pero tuvo que postergar su partida hasta después de la Guerra (que comenzó en 1939 y duró hasta 1945). Entretanto se ocupaba con diferentes servicios pastorales en varias localidades dentro de Holanda y de capellán de ejército en Inglaterra. Aprovechó su tiempo para estudiar idiomas no tanto en forma de cursos, sino en la conversación directa con la gente y en la lectura. De esta manera llegó a dominar con soltura el alemán, el inglés y el español. Era una persona que se dejó guiar más por su corazón que con la razón. Sabía apreciar todo lo que era hermoso, artístico y de buen gusto. Sabía apreciar también los paseos por las orillas de los ríos de su infancia, disfrutaba de la música y de un buen libro y el contacto y convivencia con la gente. Optó por estar cerca de las personas sencillas y pobres. Le gustaba escucharles y tener tiempo para ellos. A ellas dedicaba su corazón, su sensibilidad. su idioma y su atención

Por fin alcanzó liberarse de muchos quehaceres para partir a Chile en el año 1947. Durante 38 años trabajó en Chile en diferentes parroquias. Pero era un apóstol inquieto:  es que interrumpió varias veces su estadía en Chile por otras misiones. En 1967 fue a Alemania para ocupar un posible puesto de pastor de hospital.  Resultó ser una desilusión ya que no encontró allí el ambiente de contacto humano deseado. 

En 1973 regresó a Holanda. El golpe de estado de entonces lo afectó considerablemente. Chile ya no era el país hospitalario que se había imaginado sino un lugar de polarización donde la violencia era habitual y donde no se sintió “en Casa” con contactos normales entre sus habitantes. Fue otra desilusión.                                                                                                                          Otra razón de su egreso fue el estado de su salud. Problemas de corazón, parálisis parcial de las piernas, sordez molestosa se presentaron. Mientras tanto se hizo muy querido en aquellos años entre sus cohermanos. Con ellos se encontraba “en casa”.  En 1977 hizo un recorrido por Estados Unidos haciendo prédicas con el objetivo de reunir fondos para financiar proyectos misionales.
Hasta que llegó el año 1994. Cuando fue operado del corazón en un hospital de Nimega, a donde había ido con mucha ilusión, falleció en el mismo hospital el día 29 de nov. del mismo año. Ahora logró superar todas sus desilusiones y encontró la plenitud de la vida, para contemplar la inmensa hermosura y disfrutar la felicidad, que el Señor también para él había preparado.                                (Fuente. Archivo de Holanda. Trad. Gaspar)

LA PARROQUIA DE YERBAS BUENAS




La Parroquia de Yerbas Buenas.

Lo que el Padre Bergenhenegouwen cuenta:

Sobre los lugares donde íbamos a quedar en Chile, solo sabíamos que eran parroquias, pero no mucho más. Ni siquiera sabíamos si estuvieran ubicadas en un pueblo o en una ciudad. Y menos aún, en qué forma debíamos imaginarnos una parroquia del campo. Cuando durante la primera semana pasamos en Linares, en cierto momento salimos juntos  con el obispo a echar un vistazo, no sabíamos ni siquiera si Yerbas Buenas se ubicara al norte o al sur de la ciudad. Tan pronto que dejamos atrás la ciudad, se acabó el camino pavimentado y se convirtió en un camino de tierra.  Hasta el momento en que paramos  delante de la casa parroquial en Yerbas Buenas, pasábamos por una nube extensa y espesa de polvo, lo que pudimos observar por la ventana trasera del auto. Nuestra ruta fue en dirección nordeste, y solo de vez en cuando vimos una casa. Cuando llegamos al destino encontramos un trecho pequeño donde las casas, muy juntas la una a la otra, se ubicaban a los dos costados de la calle. El auto se detuvo delante de la puerta de la casa parroquial y llenos de curiosidad miramos el entorno de nuestra primer casa.   
Nos dimos cuenta que Yerbas Buenas era un pueblo pequeño. Vimos frente a la casa parroquial la plaza. Era buen tiempo, en todas partes había sol y vegetación verde y todo daba una impresión alegre. En las bancas  en la sombra de los árboles de la plaza, algunas personas estaban sentadas y un grupo de niños corriendo y jugando.
La casa  de los sacerdotes estaba vacía en su interior. Había habitaciones oscuras sin mueble alguno y la casa dio una imagen más bien de una bodega o granero que una vivienda.

Yerbas Buenas fue un pueblo muy reducido en aquel tiempo. El pueblo nació en un sitio  donde un camino desde el norte se dividía en un camino al poniente y uno hacia el oeste a la localidad de Abranquil. Parece que desde antaño fue destinado para convertirse en un punto central de tránsito de aquella comarca. Sin embargo estas expectativas  no se convirtieron en realidad, cuando la línea de ferrocarriles  desde Santiago quedó ubicada en un sitio  más alejado del  pueblo. Fue la ciudad de Linares que se convirtió en el lugar central del entorno. Desde Linares se construyó una línea de trenes pasando por Yerbas Buenas y Panimávida hacia Colbún. Pero no fue más que un tren local. Cuando nosotros llegamos aún existía esta línea.

Yerbas Buenas ocupa un lugar en la historia de Chile, pues una de las  escaramuzas  entre Chilenos y Españoles tuvo lugar en este pueblo al inicio de la Guerra de la Independencia. Todavía queda una casa antigua donde los españoles alojaban. La plaza del pueblo aún conserva un pequeño monumento conmemorativo de aquella batalla  del año 1813.

La Parroquia de Yerbas Buenas ya existe desde el año 1585. Pero, al parecer, no siempre en el mismo lugar donde se ubica ahora. En el tiempo de la llegada de los Españoles todavía no existían  pueblos o ciudades; lo que pronto sí existían, fueron extensos empresas agrícolas  con gran número de inquilinos. Parece que la sede de la parroquia se ubicaba una vez en un lugar determinado  y otra vez en otro. En 1813 ya existía un templo y los primeros libros parroquiales, aún existentes, se remontan al año 1834.








Todavía había pocos caminos, cuando nosotros llegamos a Yerbas Buenas: todo el tráfico pasaba por delante de la iglesia y de la casa parroquial. Los caminos por los cuales se podía llegar al casco urbano no existían aún. Las calles consistían en senderos arenosos  cubiertos de mucho polvo en el verano y barro en el invierno. Había poco movimiento de tránsito: carretes de bueyes lentos de andar, algunos camiones, y unos pocos vehículos personales. Cuando estos pasaban todo el camino quedaba, por un par de minutos, envuelto en una nube espesa de polvo. Lo mismo sucedió, cada vez que pasaba un rebaño numeroso de ovejas o bueyes. Dentro del templo y en las habitaciones cercanas a la calle siempre quedaba una gruesa capa de polvo que entraba por las hendiduras en puertas y ventanas.

El paisaje y los alrededores del pueblo consistían en todas partes de pequeñas y grandes predios, amuralladas de canales de riego y arbustos espesos de zarzamora y al mismo tiempo extensas superficies de tierras dejados en barbecho, limitadas por álamos altos y delgados y sauces llorones, que a los pies estaban cubiertos de una vegetación de moras silvestres. Obviamente sin planificación previa de espacios se observaban  las casas diseminadas por todas partes y todas del mismo estilo.

En la plaza del pueblo la casa más imponente siempre ha sido la casa parroquial. Este ya se nota al ver la fachada. El templo que estaba situada al lado poniente de la casa era de un estilo considerablemente mucho más rústico. En cuanto a la fachada, la casa se parecía  mucho a otras casas, que estaban construidas según el estilo colonial con todas sus habitaciones repartidas como en una hilera. De acuerdo con este estilo, la casa fue construida en la forma de cuatro alas alrededor de un patio interior. El techo de casa se extendió por cuatro lados hacia el patio y conformaba de esta manera una galería cuadrada delante de las piezas y alrededor de la parte central. En su interior existían habitaciones viejas y desordenadas. Ciertamente la casa había tenido un pasado de mejores condiciones y de mayor lujo. No he podido averiguar, si la casa originalmente fuera  construida como residencia parroquial o si hubiera obtenido este destino más tarde. Era una de las pocas casas de Yerbas Buenas que disponía de un patio interior totalmente cerrado. El nuestro en un comienzo fue un nidal de ratones y pulgas. Pensábamos que esto fuera el caso en todas las casas, pero pronto nos dimos cuenta, que las casas donde la gente cuidaba bien el interior, no se presentaban bichos malos y lucían  bastante limpieza. Con el tiempo este patio interior se convirtió en un pequeño jardín de flores y en el centro se ubicó un pozo chico, donde se juntaba el agua de lluvia que bajaba de los techos. El pequeño jardín aparecía como un lugar algo idílico. En el patio posterior de la casa, junto a la salida trasera de la casa se encontraba una especie de andamio de troncos, donde en altura colgaban dos campanas por debajo de un pequeño techo, que siempre fueron tocados para los servicios del culto. Más apartados hacia atrás se ubicaron algunos restos de muros que sostenían techos de bodegas. Gran parte de ellos formaban escombros y el resto estaba por derrumbarse. En el centro de este recinto se ubicaba un pozo de agua. En su totalidad  formaba un espectáculo arruinado y deprimente.

Este bosquejo sería  incompleto, si no se mencionara algunos detalles sobre el templo. Estamos hablando sobre el templo tal como nosotros lo encontramos a nuestra llegada  y como ha servido durante muchos años durante nuestra estadía. La iglesia estaba conectada, tal como se ha dicho ya, con la casa parroquial y que disponía de dos alas que se juntaron, una paralela a la calle y una hacia atrás pegada a la casa. En la parte junta a la calle se ubicaba la nave del templo. La mayor parte del ala posterior conformaba la nave lateral. En el lugar donde se juntaron las dos alas, se encontraba el altar mayor puesto sobre una tarima pequeña y en frente a la nave central. En el ala lateral se encontraba, según una tradición chilena “la capilla de los hombres”. En la parte trasera se encontraba la sacristía  y la entrada a una bodega de mucho espacio.

Detrás del altar tenía su puesto un crucifijo de cierta altura alcanzando el cielo. A un lado había una estatua de tamaño casi natural de la Virgen y al lado opuesto una de San Juan. Además había  una estatua más pequeña de María Magdalena en postura de arrodillada.  Colgadas de las paredes del templo existían láminas de viacrucis en relieve de yeso. En la parte posterior del templo había un altar de devoción de la Virgen del Carmen. Al lado de este altar estaba la salida a la calle que consistía de una puerta de dos hojas que debían ser alzadas para cada uso por ser muy desgastadas. Los muros estaban pintados con cal, pero en algunas partes había grandes hendiduras  y donde se había perdido el estuco, se veía el color verde plomo de los ladrillos.  Por la forma del cielo y la del piso se podía concluir que la nave del templo anteriormente había consistido de dos partes.  La parte delantera mostró un piso de madera, la parte trasera tenía un piso de baldosas de color rojo plomizo. Tanto las tablas como las baldosas estaban muy raídas. En este interior se encontraban un gran número de bancas, de diferentes tamañas y reclinatorios de varias formas. Ninguno de estos muebles era igual al otro. Todos eran de propiedad de aquellas personas que los habían traído de su casa para poder arrodillarse y sentarse en un mueble que igual que la iglesia no formaban  un espectáculo reconfortante.  Si comparamos la situación precaria de Yerbas Buenas en aquel tiempo  con la situación de Grave, cuando el P. Berthier comenzó su obra, tenemos que afirmar que  poca diferencia había entre las dos. ¡Y tuvimos que seguir sus pasos y su ejemplo!

Al lado oriente de la casa parroquial permanecieron los restos  de un templo anterior. Era notable que haya sido de un estilo completamente distinto a las demás construcciones en el entorno de Yerbas Buenas. Conformaban las ruinas marcadas  de cierta elegancia como en la época griega y romana. Esto parece un poco exagerado, pero en este entorno dieron aquella impresión.
Colgados a la pared de la oficina de la casa parroquial se veían todavía dos dibujos o croquis encuadrados de la construcción  de aquella antigua iglesia. De acuerdo con estos dibujos  debe haber sido un templo de pequeñas dimensiones pero siendo un hermoso templo de campo. No estaba adaptado al estilo de edificación del entorno, pero aparecía como un modelo luminoso y florido. Debe haber sido una iglesia que en su tiempo haya dado cierto prestigio al pueblo de Yerbas Buenas.








Nunca me quedó claro  cómo este templo llegó a quedar en una estado tan desolada. Según la opinión de algunos se había derrumbada después de un terremoto. Según otros había sido incendiada. Quizás fue producto da ambas causas. Tampoco quedó en claro cuál fuera el tiempo de esta calamidad. Había gente que hablaba de más de diez años atrás. Nadie de los feligreses de Yerbas Buenas, jamás me contaron recuerdos del tiempo  en que este templo todavía estaba con actividades. Si uno hacía preguntas sobre esto,  respondieron que las ruinas quedaban en esta forma durante muchísimo tiempo. La iglesia de emergencia, que había ocupado su lugar y que fue la iglesia actual en aquel momento, llevaba todos los vestigios de ser utilizada por muchos años. Mucho más que diez años. De todas maneras, lo que quedaba de este templo anterior no mereció otro nombre que de una ruina desmantelada. Desde el camino que corría  al lado oriente de la plaza se veía en forma ininterrumpida la fachada del templo. La iglesia estaba un par de metros apartado de la calle y disponía de  un pequeño antejardín. Ahora lucía un enrejado bruto de palos y planchas de zinc herrumbrosas, que antes habían sido usadas como cubiertos de techos. La fachada estaba puesta en forma derecha todavía y la puerta de entrada estaba cerrada con viejas planchas de zinc. Detrás de la fachada quedaron escombros formados restos de muros en algunas partes alcanzando la altura del techo con algunas apreturas de ventanas que tenían la forma de una construcción de estilo gótico. Las paredes de la parte delantera quedaron algo intacto. Quedaron un par de restos  de pilares que habían sido decoración del presbiterio.  Tanto adentro como afuera se observaba la presencia de abundante maleza. Y en los pisos estaban diseminados  pedazos de ladrillos quebrados y pedazos de estuco.  Del techo no quedaba nada. La ruina estaba allí como si así quedara por toda la eternidad.

Después de un tiempo hicimos gestiones, para conseguir bancas para nuestro templo. El Padre Cristián llevó a cabo varias visitas a algunos feligreses mejor acaudalados y les solicitó hacerse cargo de los costos de una banca nueva. Resultó exitosa la gestión. Quedaron encargados a los Salesianos de Talca, donde fueron elaborados en la escuela técnica. De este modo, en algún momento más tarde la iglesia de Yerbas Buenas lucía la presencia de una fila de bancas nuevas, que dieron un aspecto totalmente nuevo.
 A pesar de todo, la construcción siguió  siendo una cosa vetusta y  envejecida. Cuando unos años más adelante se hizo párroco el Padre Antonio van Geffen, él se decidió de demoler la ruina y de levantar una nueva iglesia utilizando los ladrillos provenientes de ella en el mismo lugar de la iglesia de emergencia. Fue el hermano Wilibrordo  que hizo el plan y llevó a cabo la obra. El templo nuevo resultó ser algo más amplio, más largo y más alto. En la esquina de la fachada anterior se construyó el campanario. Fue un enorme paso adelante. En la revista VEA (cuenta el Padre Juan) una vez apareció u articulo sobre Yerbas Buenas; el autor del mismo era de opinión que la torre del campanario era de épocas antiguas. De todos modos hay que reconocer que el campanario cuadra en forma excelente con el entorno del pueblo y realmente da la impresión de ser construido en tiempos remotos.       (Traducción Gaspar,) 
  
 




PADRE BERNARDO KOBESEN




El Padre Bernardo Kobesen ( *13 -04 -1915, +27 -10 -1982.)
Bernardo nació en un pueblito holandés de nombre Didam. Después de escuela básica, a la edad de 13 años, entró en el seminario MSF de Kaatsheuvel, hizo sus votos en 1936 y fue ordenado sacerdote en el año 1941 durante la Segunda Guerra Mundial. Con fecha de 21 – 02 - 1946 formando parte del primer grupo de misioneros al final de la guerra, viajó a Chile.                            Su primer puesto fue en Yerbas Buenas. Luego se trasladó a Taltal, donde permaneció hasta que la Provincia se retirara  de esta parroquia en 1948. Pasando por un periodo breve en la Oficina Salitrera de Pedro de Valdivia encontró su trabajo pastoral en Tocopilla. A fines de los años cincuenta aparece en Coquimbo donde no solo es vicario cooperado de la parroquia sino además profesor de filosofía del liceo local.
En el año 1961 se hizo párroco en la Parroquia de San Francisco de Antofagasta recién aceptada  por la congregación. Pero en 1972 se da término al acuerdo con la diócesis, puesto que no pudimos garantizar una presencia por un tiempo más largo.  En aquel momento el P. Bernardo se trasladó a Talca, donde pasó los últimos 10 años de su vida, cuando su salud se había desmejorado notablemente. Durante unas vacaciones del año 1973 en Holanda se sometió a un tratamiento médico y recién en un año y medio más tarde regresó a Chile, donde debía limitarse a trabajo pastoral del hospital hasta que llegó el momento que la Provincia tuvo que devolver a la diócesis la parroquia en el año. (1981)
Siempre le costaba mucho despedirse de sus parroquias y de su gente. En realidad Bernardo muchas veces en la vida tuvo que enfrentar condiciones adversas. No tuvo la suerte de poder disponer de una apariencia físico favorable. Y tampoco había sido bendecido con la facilidad  para moverse con gracia  en público. Como adolescente proveniente de un pueblo insignificante debe haber sufrido al sentirse objeto de burlas en el seminario lo que produjo en él una cierta desconfianza y suspicacia hacia los demás. Nunca logró cambiar este carácter y esto lo llevó en tiempos posteriores, a veces, a reacciones algo inesperadas, cuando se sentía desplazado a un plano segundario. Sin embargo para muchos se manifestaba como un cohermano apreciado, que muchas veces se hizo conocer como una persona graciosa e ingeniosa, puesto que guardaba muchas cualidades en su interior. Disponía de una inteligencia sorprendente y era vivo hasta astuto. Esta ya se había notado en su etapa de estudiante. Difícil que algún chileno lo engañara; los conocía quizás más con su corazón que con su inteligencia, y los amaba, sobre todo, a la gente humilde, con las cuales se sentía más cómodo
Su despedida de este mundo fue insólita. Fue en el año 1982 que estuvo de vacaciones en su patria. Después de un tratamiento médico serio le permitieron volver a Chile. Decidió viajar en barco a Buenos Aires, ya que tenía un temor grande  para viajar en avión. Antes de cruzar las montañas de Los Andes hizo una visita a los padres Agustín Bergman y Leonardo van de Sanden, misioneros MSF residentes en la Capital. Allí se enfermó gravemente hasta que falleció.                                    De esta manera Buenos Aires fue para el su último puerto y el lugar de su tumba. 
 Hay testimonios que aseguran que como sacerdote ha significado mucho para los jóvenes de Tocopilla, a donde él guardaba sus mejores recuerdos junto con aquellos de los años que estuvo de Párroco en Antofagasta. Además los enfermos del hospital de Talca lo  recordaron siempre por su servicio y fidelidad al darles su apoyo y consuelo. Toda su vida estaba marcada por el servicio al prójimo.                                                                       (fuente: Archivos de Holanda.  Trad.  Gaspar.)   











  












lunes, septiembre 10, 2018

PADRE ANDRÉS KOPS



Padre Andrés Kops. *12-10-1926, +13-7-1994.


Andrés nació en una pequeña ciudad del sur de Holanda, el día 12 de octubre de 1926. Hijo de una familia modesta de Brabante, entró al seminario menor MSF ubicado en la cercanía en el año 1940 con 13 años de edad, hizo votos en 1949 y llegó a ser sacerdote el 25 de julio de l954. Se presentaba como una persona de buen carácter, algo tímido, que cumplió sus estudios con altibajos. Su primer puesto fue pastor de un hospital durante un año. En aquella época ya se manifestó una cierta ansiedad suya de buscar cercanía con familias amigas. Siendo una persona tímida siempre buscaba seguridad hogareña. En el año 1956  después de un año de preparación y estudios de español con un nombramiento definitivo partió a Chile. Era un miembro apreciado de la comunidad y un pastor incansable, especialmente en las parroquias de Talca, donde llegó a ser decano pastoral,  y posteriormente  en la del “Buen Consejo” de Santiago.



En el año 1986 regresó a Holanda víctima de un estrés intenso y una depresión fuerte. Aparentemente no estaba preparado para adaptarse al estilo de vida de los sudamericanos a largo plazo. Se enredó y se ahogó en su cordialidad  pastoral. Su timidez quedó a la vista;  se sintió inútil y fracasado. Después de un tratamiento profesional y reconfortado por la confianza de sus superiores, que le permitieron  a asumir la función de pastor en una institución para ancianos, pudo trabajar como pastor durante seis años en forma feliz y fructífera.





Después de una operación quirúrgica a la cadera Andrés ya no recuperó su equilibrio de ánimo. Hasta que llegó el momento que su depresión habitual lo atacó sin clemencia. Rocas de amenazas y de angustia se revolcaron hacía él y en un momento de conturbación aguda tomó una determinación fatal y optó por darse a la fuga de la vida. Fue el día 13 julio de 1994. Ni él mismo, ni ningún consuelo humano había podido impedir aquella opción tan inesperada y dolorosa para nosotros. Fue una huida hacia el Señor, su Pastor, que le habrá regalado para siempre la paz del alma y la seguridad tan ansiada.                     (Fuente: archivo de Holanda. Trad. Gaspar.)










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