martes, septiembre 25, 2018

EL PADRE ADRIAN DE MEYER




El Padre Adrián de Meyer + 13-01-1922, 03-11-1999.


Adrián (Janus) nació el 13 de enero de 1922 en un pueblo del sur de Holanda. Ser misionero fue su ideal de infancia y por la ruta habitual avanzó  hacia la meta. Comenzando a los catorce años en el seminario menor en el año 1936, hizo su profesión en 1943 y llegó ser sacerdote el 25de julio de 1948. En el año 1949 fue nombrado para la misión en Chile, donde comenzó  una larga serie de 43 años trabajando de pastor en Chile, hasta que su estado de salud lo obligó a regresar a su patria.

Durante los primeros años de su estadía en Chile conoció bien el país pasando por diferentes parroquias,  Santiago (“Sta. Rosa de Lima” y “Buen Consejo”), Talca, Colbún y Puluqui.  Al finalizar sus primeras vacaciones en Holanda y volviendo a Chile, llevó un barco, construido en Holanda y regalado por los habitantes de su pueblo natal. Siendo hijo de un barquero pasó por un tiempo de mucha satisfacción navegando por una región de islas en el sur de Chile en la cercanía de Calbuco y Puluqui. Se movió continuamente entre una y otra localidad de las comunidades  cristianas. Fue “Capitán al Lado de Dios”.

 Siempre recordaba con agrado este período de su vida, que por lo demás duró solo un par de años. Después de esto, comenzando en 1965, fue párroco durante más de 25 años de la parroquia de la casa central de la Sagrada familia ubicada en un barrió de gente acomodada  de Santiago, donde se sentía cómodo.  Adrián no fue un reformador de gran perfil, ni un hombre de ideas revolucionarias, pero se encontraba más a gusto y tranquilo con lo que era tradicional y seguro en la Iglesia y en la Sociedad. No fue su estilo de subir a las barricadas para ir en defensa de los explotados.  Sin ser conservador extremo no se sentía cómodo con el “aggiornamento”, de la Iglesia. Evitaba cualquiera discusión sobre este tema y brindó toda su atención a su iglesia y sus feligreses, los cuales lo tuvieron respeto y aprecio y que siempre le prestaron ayuda donde se necesitaba.  Aparte de ser un buen anfitrión en nuestra casa central, alcanzó al mismo tiempo traer un buen aporte a la consolidación de una basa financiera para nuestras obras de apostolado.
Sus últimos años fuer marcados por una salud vacilante  Debía ser ayudado por otros. Lo único que pudo hacer solo fue ser amable y saludar a todos que pasaban con una risotada hasta que llegó el momento que ya no reconocía a su familiares y  gente de la casa. Terminó su existencia terrenal el día 3 de noviembre de 1999.-                                               Su último lugar de descanso hay que buscarlo lejos de su querido Chile, lejos  de sus “aguas azules” del Sur. Pero sus cohermanos y sus feligreses no se olvidarán de este hombre siempre acogedor de muchos. Confiamos  que también el Señor lo cuenta entre sus acogidos y deja vivir este misionero en el Reino de Paz y Justicia que predicaba.       (Fuente: Archivos Prov. Neerlandesa. Trad. Gaspar)