miércoles, mayo 23, 2018

LA IMAGINACIÓN




 LA IMAGINACIÓN. (ESCRITO POR PADRE SANTIAGO)

Usar la imaginación para Creer, Orar y Amar a Jesús: Se trata de Ver algo de la Realidad Invisible con la ayuda de tu Imaginación,  santificada por tu fe;  y entrar en ese mundo, donde te comunicas con Jesús  con expresiones de Palabras y  Gestos Interiores, con sentimientos, anhelos, lenguaje de enamorados, Visiones, Contemplaciones, Revelaciones, Apariciones, Recuerdos del Evangelio,  Juegos de amor. Son actos de tu corazón y en el Espíritu, no fictivos,  sino verdaderamente reales, en vivo y directo, aquí y ahora (como por ejemplo un bautismo  de deseo o una comunión espiritual.)
 Hay que saber inventar, crear, producir imágenes,  para hacer mejor oración personal. Se efectúa lo que Jesús hace contigo en tu imaginación y lo que tú con Él estás haciendo. Vas a tener experiencia con Jesús. Dios interviene realmente en esa oración.  Así puedes por ejemplo, volver en la historia.  Para el Señor no existe el tiempo.  Él te hace contemporáneo  entre sus discípulos,  y te encuentras con Jesús.  Bienaventurados  porque  ven al Señor: los que son como niños, juguetones, sencillos, románticos, mysticos.                                                                                                                         
Si no crees en visiones  y milagros, no sucederá nada entre  Jesús y tú.  Hay ciertos prejuicios contra la Imaginación como ”la loca de la casa”, que nos engañe y dañe.  Por supuesto sabemos,  que el contacto con Dios  es otra onda: Mucho  más maravilloso,  rico, atractivo, elevado, misterioso, inefable, incomparable. Pero mucho más real que lo humano, natural, mundano: Dios se encarnó. Se hizo idioma humano  y confiable. Se humilla; lleno de amor  se inclina sobre ti como  “Jesús” que te mira y te admira lleno de asombro.  Y tú estás loco por Él. Lo abrazas y lo besas  y danzas y cantas delante de Él  en la Realidad, y también en tu Imaginación, fantasía.                          (P. Santiago)


martes, mayo 22, 2018

PADRE JUAN REINDERS M.S.F..




Padre Juan Reinders. *17-08-1908, +28-03-1988.


Juan nació en un sector rural de Holanda. Desde muy niño sintió la vocación al sacerdocio, pero el cura de su pueblo le recomendó mejor hacerse un buen padre de familia. En aquel tiempo era el párroco que tomaba la  decisión en estos temas. No correspondía oponerse al criterio del cura. Tuvo que esperar a otro párroco y, por el momento, no le quedó otro camino sino ir a trabajar en el campo.
Mientras tanto Juan no desistió de su propósito y  apenas que hiciera su entrada el nuevo cura, Juan, ahora con la edad de 20 años,  le compartió su deseo y el padre lo puso en contacto con el seminario MSF de Kaatsheuvel. Con todo esto adquirió la perseverancia y espíritu de trabajo indispensables para superar la dificultad que significaba el comenzar sus estudios a una edad algo más avanzada. Se ordenó sacerdote en el año 1941 y, durante la guerra, fue nombrado para Chile, hacia donde recién pudo partir en el año 1946.

En Chile hacía  buen uso de sus talentos para trabajar con intensidad y creatividad  para encontrar soluciones  para todos los  problemas diarios que se presentaran en la iglesia y casa parroquial. En su nueva patria se sentía como pez en el mar. Fue un trabajador incansable, a veces, en parroquias extensas como una provincia entera.  El tiempo más largo lo pasó predicando, consolando, animando ayudando, carpinteando y cavando  en el pueblo de Llanquihue ubicado al lago del mismo nombre mirando el volcán nevado al fondo. 

Cuando uno lee la historia de su vocación, se  comprende en qué manera quería identificarse con los marginados, y en qué forma, a veces, recurrió a actitudes de ser astuto para conseguir los medios, con los cuales podía ayudar a sus pobres. 

El padre se alegraba con el clima de la Iglesia de Chile de aquellos años, en que los obispos se opusieron a la arbitrariedad y tiranía del gobierno de entonces. El régimen no pudo contar con ninguna palabra favorable por parte de él, pues los pobres tenían su preferencia.
Un visitante (El P. Francisco v. d. Wiel) recuerda de cómo el padre Juan se preocupaba por la suerte de los desocupados de Llanquihue más que por su propia suerte marcada por el cáncer. Y cómo, recién llegado de Holanda,  pálido y delgado, cansado y con las  mejillas sumidas, sin tardar partió en bus a Llanquihue para, a causa de su colega enferma, celebrar y predicar en cinco misas durante el fin de semana.  
                                             
                                                              
Sin abandonar su trabajo y sus pobres, siempre servicial y  feliz en su residencia parroquial (la cual hábilmente había provisto de una variedad de novedades técnicas), cerca del Señor y su Iglesia, el Padre Juan esperaba tranquilo la seña del Señor para partir a la Casa del  Padre 
  
                                    En sus últimos días le fue otorgada una condecoración por parte del gobierno de Holanda. No la había esperado, no la había buscado. No alcanzó a lucirla. Pero este misionero, sin duda, recibió una decoración de otro tipo: el premio para un servidor bueno y fiel del Señor que dijo: “Ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más. Ven a alegrarte conmigo”. (Mat. 25)  

                                     (Fuente: Archivos de Holanda. Trad. Gaspar.)


PADRE LEONARDO BERNDSEN





Padre Leonardo Berndsen. *1922, +13-4-1986.

Leonardo nació en el pueblo de Bemmel, Holanda. Cuando tenía 13 años manifestó su deseo de entrar al seminario MSF de Kaatsheuvel, lo que conocía gracias a gente conocida. (Varios de nuestros misioneros eran oriundos de la  misma localidad). Su Párroco expresó su conformidad recomendándolo con estas palabras. “Es un niño de muy buena conducta que saca muy buenas notas en la escuela”. El joven hizo sus votos en 1942 y se ordenó sacerdote el día 27 de julio de 1947. Después de terminar sus estudios de teología obtuvo el nombramiento de  misionera para Kalimantan, Indonesia, donde llegó en el mes de febrero. Trabajó en parroquias de Tarakan, Balikpapan, Mamahaq Besar, Sampit y a partir 1954 hasta 1962 en Barin Tongkok. Se sentía “en casa”,  bien recibido y acompañado por sus hermanos de la congregación. Se entendía muy bien con la gente y era apreciado como predicador. Por lo demás, siempre durante su vida movida, sus  feligreses en todas partes expresaron palabras de elogio por su manera de proclamar el evangelio.
En bien de su misión había adoptado la ciudadanía Indonesia, lo que implicaba que recién en el año 1962 pudo tomar vacaciones en Holanda por primera vez.  Mientras tanto se habían originado algunas dificultades de tipo personal en su trabajo y resultó recomendable que no volviera a su misión de Kalimantan. Por este motivo en el año 1963 fue nombrado para ser misionero en Chile,  lo que no resultó ser una buena opción para él. Trabajó en la parroquia de Santa Rosa de Lima, pero, en realidad, nunca podía sentirse cómodo. No pudo arreglárselas para aprender otra vez un idioma extranjera  y por eso no se sentía a su gusto en este país donde realmente no podía trabajar y en el año 1970 regresó definitivamente a Holanda. Fue a Grave con una salud quebrantada y cuando se sentía algo mejor, quería trabajar de nuevo. Se quedó en Alemania nombrado de  vicario cooperador en diferentes puestos. Cada vez comenzaba una nueva tarea con  ánimo y empeño renovados, pero al fin y al cabo no logró crear las circunstancias de vida  que necesitaba y tuvo que reconocer con mucha pena que no era posible. Esto debe haber significado para él una tragedia grande, debido a la cual debe haber sufrido mucho.
En febrero del año 1975 hizo definitivamente su ingreso en la comunidad de Grave. Cuando en aquel lugar desempeñaba algún servicio pastoral, era  bien aceptado por los feligreses, pero siempre le costaba encontrar  su estilo personal de vida. Su salud se desmejoraba continuamente y él  presintió con claridad el acercamiento del fin. Era  algo solitario  y no expresaba fácilmente el temor que le atormentaba. Cuando otra vez tuvo que ingresar al Hospital tenía mucho miedo para esto y quizás significó para él una liberación el hecho de era capaz de dar este paso grande con tanta tranquilidad. En el hospital sólo quedó la opción de someterlo a una radioterapia. Pero ya no fue necesario recorrer este camino largo y doloroso para él,  ya que en forma bastante repentina partió. Fue el día 13 de abril de 1968                                                                                                                                                    Nuestro hermano Leonardo se conocía bien a sí mismo.  Sabía que su vida no fue fácil,  pero tenía una confianza ilimitada en el Dios que comprende y ama a toda  persona y por lo tanto también a este misionero sufrido y laborioso.                                    (Fuente: Archivos de Holanda. Trad. Gaspar.)

domingo, mayo 20, 2018

PADRE ADRIAN HAMEL






Padre Adrián Hamel  * 26 de enero 1925, + 1 de febreo 1984.

Adrián nació en Telok Waru (Balik Papan) Kalimantan, Indonesia. Cuando cumplió tres años falleció su Papá y el niño quedó internado en una casa de huérfanos de hermanos religiosos ubicado en Semarang en la isla de Java, donde pasó por la escuela básica y,  durante la guerra, algunos años de enseñanza media. En el año 1946 viajó a Holanda junto con su hermana, pero no para quedarse en aquel país, porque esperaba algún día volver como misionero al querido país que lo vio nacer.  Los hermanos de Semarang le dieron las mejores recomendaciones para que se hiciera seminarista en nuestra congregación. Comenzó el mismo año  sus estudios en el seminario de Kaatsheuvel y después en el colegio misionero MSF de Wijk aan Zee, Holanda. Después de pasar por el noviciado en el pueblo de Nieuwkerk hizo sus votos religiosos el día 8 de sept. del año 1953 y recibió la ordenación sacerdotal el 27 de sept. del año 1958. A esto siguió un año para terminar los estudios y en un año de práctica pastoral en la ciudad de Grave.
Mientras tanta hizo varios intentos para conseguir la nacionalidad indonesia. Estaba dispuesto a hacer todo para poder volver a Indonesia como pastor. “No sé por qué la nostalgia hacia mi tierra  y pueblo me afecta tanto de repente”  escribió a su superior provincial después de su ordenación sacerdotal. Pero no había remedio: el camino a su país de origen estaba bloqueado totalmente a causa de la situación política. Pero esto no se rebeló o quedo amargado, sino con la mayor buena voluntad y  tranquilidad se trasladó a otro lado del mundo y se convirtió en misionero en Chile. 

Allí empezó a querer a la gente, aunque obviamente, de vez en cuando, no le soltó su nostalgia y revivió su deseo de antaño: toda su personalidad quedó marcada por su origen oriental.

Adrián era una persona amable, que no quería nunca chocar con nadie, que no entró en rabia nunca,  que tenía ideas claras de lo que pretendió lograr y alcanzaba realizar sus propósitos, pero al mismo tiempo con tanta sencillez habitual que eliminaba toda adversidad, y que cada uno se dejaba convencer. Con  toda sencillez, a veces podía manipular a alguno, cuando se trataba  de ayudar a alguien.  Era un pastor nacido, hombre de confianza para muchos y también un colega agradable y cercano. También en este lejano país sentía empatía a la gente sin equivocarse y disponía del don de tomarlo en cuenta y de ganar gente para él. Por ejemplo La juventud de Las Rejas, cuando como vicario cooperador  acompañaba sus cantos con guitarra. De todas maneras, nunca buscaba con eso una popularidad barata, pues estaba entregado por completo al  bien de su gente.
Después de un viaje en barco desde Ámsterdam (Junto con el P. Gaspar) llegó en Valparaíso el 8 de diciembre de 1960. Comenzó su trabajo sacerdotal en Santiago, en la parroquia de Santa Isabel de Hungría en Las Rejas y más adelante se trasladó a la ciudad nortina de Tocopilla, Parroquia del Sagrado Corazón.
En este lugar comenzó un período difícil para él, cuando todo el ambiente de la  Iglesia  entró en movimiento después del Concilio Vaticano II. Al mismo tiempo creció una nueva visión acerca de las tareas del misionero. La antigua manera de atender la pastoral parroquial ya no satisfacía. Se iniciaron los primeros pasos hacía las comunidades de base y para el sacerdote era recomendable   vivir “insertado” entre la gente e, igual que ellos, ganar su sustento con el trabajo de  sus  propias manos. Pero nadie aún conocía el camino correcto. Se trataba de buscar y de equivocarse. El padre, gracias a su interés y preocupación por el bien de la gente, supo superar la confusión y, posteriormente, en la época del golpe militar se encontr esta vez  en la ciudad de Coquimbo. Como un hombre que hace milagros logra conseguir el acceso a los presos políticos, aunque de ninguna manera fue amigo del gobierno militar. Allí lograba gracias a cierta ingenuidad suyo como de niño a conseguir beneficios  para ellos y a hablar sin tapujos, Y no hubo nadie que le paraba el carro. 
                                                              -la cárcel en La Serena-
Muchas personas en situación problemática encontraron en él un apoyo grande y el padre,  en adelante, siempre mantuvo una preferencia para dedicarse al bien de los  encarcelados. Incluso fue este el caso, cuando en años posteriores desempeñaba un papel modesto pero irreemplazable dentro del seminario en Las Rejas por su permanencia como una persona sabia entre los estudiantes.
Al momento de su partido de este mundo no le fue permitido despedirse de su gente como, sin duda, hubiese querido.                                                             + Su fallecimiento  fue un hecho inesperado para todos. No a consecuencia de un accidente de tránsito, sino Adrián falleció dentro del sueño a  causa de una afección cardiaca.  Todos se habían olvidado de que en sus años de juventud, alguna vez, se había diagnosticado una hipertrofia del  corazón.                                                                                                         
Esto sucedió el día 1 de febrero del año 1984 en el seminario de la Sagrada Familia en Las Rejas, donde formaba parte de directorio del mismo. Fue en la época del año en que todos estaban disfrutando del verano y  de las vacaciones. El Padre Juan Pablo de Groot, superior provincial del momento, se encontraba en Brasil para la celebración del inició de noviciado y la profesión de votos de algunos seminaristas. El P. Andrés van Mérode estaba de vacaciones en Holanda. Por casualidad un estudiante se encontraba en casa el cual en un comienzo suponía que el Padre se había ido a la casa de jóvenes detenidos en Calera de Tango, que visitaba habitualmente. Pero en la tarde del día, de repente, se percató que el vehículo del padre no se había movido delante de la puerta de la casa y en seguida descubrió lo que había sucedido. Encontró al padre fallecido en cama. Inmediatamente dio aviso al Padre Arnoldo, párroco de Santa Isabel, que informó a los demás miembros de la Provincia. 
Así se fue nuestro querido compañero. Siempre se generó  tranquilidad y seguridad alrededor de él y siempre era escuchado con agrado, cuando con palabras sencillas y entendibles  dio respuestas a preguntas vitales. Siempre sus palabras tenían contenidos y el padre Adrián con una sensibilidad notable de lenguaje, sabía verbalizarlos en forma correcta. Disponía de muchos talentos y los utilizaba con generosidad al servicio de sus hermanos y del Reino.-                                    .                                                                                   (Fuente: archivos de Holanda. Trad. Gaspar.)


sábado, mayo 19, 2018

PADRE BARTOLOMÉ BARTELS




El Padre Bartolomé Bartels. *14-10-1919, +16-07-1983.

Bartolomé es oriundo de la ciudad de Amsterdam, la capital de Los Países Bajos. Después de sus años escolares participó en el trabajo en la carnecería de su padre. A la edad de 18 años entró en el seminario MSF de Kaatsheuvel. En los primeros años estuvo acompañado de su hermano Pedro. Emitió sus votos el 8 sept 1933 y se ordenó sacerdote el 23 de julio 1939. Sus primeros años los pasó de pastor en su ciudad natal.
El padre Bartolomé fue misionero en Chile entre los años 1946 y 1970. Su primer puesto fue en  Oficina Salitrera de Pedro de Valdivia ubicada en el Norte Grande. Esta parroquia fue devuelta por la Provincia chilena a la diócesis de Antofagasta en el año 1960. A continuación el padre inició un servicio pastoral en un lugar cerca de Valparaíso y en los últimos años de su estadía en Chile fue capellán del Hospital de la Universidad Católica. 
                (LOS PADRES SE JUNTABAN PARA HACER TEATRO)
En 1970 regresó a su patria donde estaba activo, a su manera, como pastor en una parroquia y en dos  instituciones de cuidados para  ancianos.
En su vida sacerdotal no se puede señalar grandes obras por parte de él. Siempre quería estar activo y cerca de mucha gente. Realmente no era un monje contemplativo. Era activo,  pero no fue una persona de acción sistemática y de perseverancia de manera que sus superiores, a veces,  se desesperaron. Nunca tuvo planes para realizar algo impresionante como lo hacen otros.  Era un hombre que no se hacía  problemas, no cuestionaba el mal. Se saltó las noticias malas del diario. Se sentía realizado, si en una  tarde del domingo podía andar en bicicleta disfrutando de la naturaleza, o pasándolo bien en medio de un grupo de cohermanos y amigos. Se olvidaba fácilmente de convenios y acuerdos previos. Disfrutaba de todo lo bueno del mundo. El mundo era para él una fiesta. Así pasó por su vida de sacerdote. Siempre contento y feliz y tratando de transmitir su alegría a otros. Se manifestaba dolido e incómodo con el sufrimiento de otros. Pero lo único de que era capaz,  en estas situaciones, era acompañarles con silencio sin muchas palabras. Probablemente con esto ellos se sintieran comprendidos y con algo de fiesta.                               Para su Congregación Bartolomé siempre fue un hermano jovial  y cercano, aunque quizás para sus superiores algo difícil en su relación con ellos.
 El final de su vida fue trágico. El padre fue atropellado frontalmente por un tren cuando se desplazaba en bicicleta pasando por un paso a nivel ferroviario que tenía las barreras activadas. Ya que era corto de vista y algo distraído, no se había percatado de la llegada del tren que se aproximaba. Su muerte fue instantánea. No era del todo extraño lo que pasó,  ya que siempre le faltó al padre la visión clara de la realidad de las cosas. No conocía peligros y disponía de una confianza interminable.
Así fue su camino por la vida. Despreocupado y SIEMPRE CON UN ROSTRO ALEGRE. Esto es un gran mérito de él. Quizás por eso fue una luz y apoyo para muchos.  Fue su aporte de mucho valor para el Reino.    .                              (Fuente: Archivos de Holanda. Trad. Gaspar,)                        
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viernes, mayo 18, 2018

Padre Antonio Cremers. * 17- 01-1924. + 07- 06-1983


 


Padre Antonio Cremers. * 17- 01-1924.  + 07- 06-1983







Antonio nació en un pequeño pueblo del sur de Holanda, provincia de Limburgo, hijo de una familia obrera. Recorrió la escuela básica además una escuela de formación de agricultor. Trabajó un par de años de junior. A la edad de 18 años, en plena Guerra Mundial, año 1942, se decidió a entrar en el seminario menor MSF de Kaatsheuvel. Hizo profesión religiosa el 8 de septiembre de 1949 y se ordenó sacerdote el día 25 de julio del año1954. Un año después, una vez terminados sus estudios, partió de su patria como misionero a Chile.

Su vida de misionero no estuvo marcada por acciones extraordinarios. No se desempeñaba en actos llamativos. Nunca renunció a su  procedencia del ambiente sencillo y de fuerte religiosidad del pueblo de su infancia. Se sentía cómodo en una situación marcada por claridad y seguridad en un lugar donde cada cosa tenía su lugar propio y donde reglas claras eran respetadas, donde existían protocolos claros con que había que cumplir para mantener buenas relaciones  con la gente y con el Señor. No era una persona con inquietudes revolucionarias, sino se adaptaba fácilmente a la situación y no cuestionaba lo que estaba pasando en el ambiente de fuertes cambios de la política y de La Iglesia que le tocó vivir. 

De esta manera trabajó en diferentes parroquias de Chile. Primero en Yerbas Buenas. Más tarde en Antofagasta y a continuación en la Parroquia de Santa Rosa de Lima, Quinta Normal. Finalmente asumió el puesto de capellán del Hospital de La Universidad Católica. Con esto no se aisló  de la Congregación. Al contrario: siempre disfrutaba de las reuniones de la comunidad y contaba con el aprecio y simpatía de ellos siendo un buen compañero.
En el año 1982 notó los primeros síntomas de una enfermedad grave. En el mes de enero del año siguiente se presentó donde un médico, amigo suyo. Esto lo sometió a un tratamiento de quimioterapia,  y  le recomendó viajar a su patria para pasar la etapa del invierno chileno a cambio de un verano holandés. De esta manera Antonio llegó a Holanda soñando de disfrutar de un verano soleado, una estadía feliz con su familia y aún con la confianza de que los médicos pudieron sanarlo. Sin embargo, a los pocos días tuvieron que informarle de que ya no se podía hacer nada. Antonio no pudo creerlo.  El proceso se aceleró y con una rapidez que nadie esperaba, el día 7 de junio del mismo año llegó para el padre Antonio el día de su partida hacia La Casa del Padre.                                                                                                                 
                                            
Esto significó también el abrupto fin del período que, sin duda, le produjo mayor felicidad  en su vida misionera, cuando era capellán del hospital de la Universidad Católica, donde siempre  con mucha dedicación se desempeñaba en el cuidado pastoral de pacientes y personal médico. Con esto se sentía realizado. Todos lo apreciaban como un BUEN PASTOR, cordial, alegre y sencillo,  que con gran fidelidad visitaba a su gente.                            (Fuente: Archivos de Holanda. Trad. Gaspar)