PADRE BERNARDO KOBESEN
El
Padre Bernardo Kobesen ( *13 -04 -1915, +27 -10
-1982.)
Bernardo nació en un pueblito holandés de nombre
Didam. Después de escuela básica, a la edad de 13 años, entró en el seminario
MSF de Kaatsheuvel, hizo sus votos en 1936 y fue ordenado sacerdote en el año
1941 durante la Segunda Guerra Mundial. Con fecha de 21 – 02 - 1946 formando
parte del primer grupo de misioneros al final de la guerra, viajó a Chile. Su primer puesto
fue en Yerbas Buenas. Luego se trasladó a Taltal, donde permaneció hasta que la
Provincia se retirara de esta parroquia
en 1948. Pasando por un periodo breve en la Oficina Salitrera de Pedro de
Valdivia encontró su trabajo pastoral en Tocopilla. A fines de los años
cincuenta aparece en Coquimbo donde no solo es vicario cooperado de la
parroquia sino además profesor de filosofía del liceo local.
En el año 1961 se hizo párroco en la Parroquia
de San Francisco de Antofagasta recién aceptada
por la congregación. Pero en 1972 se da término al acuerdo con la
diócesis, puesto que no pudimos garantizar una presencia por un tiempo más
largo. En aquel momento el P. Bernardo
se trasladó a Talca, donde pasó los últimos 10 años de su vida, cuando su salud
se había desmejorado notablemente. Durante unas vacaciones del año 1973 en
Holanda se sometió a un tratamiento médico y recién en un año y medio más tarde
regresó a Chile, donde debía limitarse a trabajo pastoral del hospital hasta
que llegó el momento que la Provincia tuvo que devolver a la diócesis la
parroquia en el año. (1981)
Siempre le costaba mucho despedirse de sus
parroquias y de su gente. En realidad Bernardo muchas veces en la vida tuvo que
enfrentar condiciones adversas. No tuvo la suerte de poder disponer de una
apariencia físico favorable. Y tampoco había sido bendecido con la
facilidad para moverse con gracia en público. Como adolescente proveniente de
un pueblo insignificante debe haber sufrido al sentirse objeto de burlas en el
seminario lo que produjo en él una cierta desconfianza y suspicacia hacia los
demás. Nunca logró cambiar este carácter y esto lo llevó en tiempos
posteriores, a veces, a reacciones algo inesperadas, cuando se sentía
desplazado a un plano segundario. Sin embargo para muchos se manifestaba como
un cohermano apreciado, que muchas veces se hizo conocer como una persona
graciosa e ingeniosa, puesto que guardaba muchas cualidades en su interior.
Disponía de una inteligencia sorprendente y era vivo hasta astuto. Esta ya se
había notado en su etapa de estudiante. Difícil que algún chileno lo engañara;
los conocía quizás más con su corazón que con su inteligencia, y los amaba,
sobre todo, a la gente humilde, con las cuales se sentía más cómodo
Su despedida de este
mundo fue insólita. Fue en el año 1982 que estuvo de vacaciones en su patria.
Después de un tratamiento médico serio le permitieron volver a Chile. Decidió
viajar en barco a Buenos Aires, ya que tenía un temor grande para viajar en avión. Antes de cruzar las
montañas de Los Andes hizo una visita a los padres Agustín Bergman y Leonardo
van de Sanden, misioneros MSF residentes en la Capital. Allí se enfermó
gravemente hasta que falleció. De
esta manera Buenos Aires fue para el su último puerto y el lugar de su
tumba.
Hay testimonios que aseguran que como
sacerdote ha significado mucho para los jóvenes de Tocopilla, a donde él
guardaba sus mejores recuerdos junto con aquellos de los años que estuvo de
Párroco en Antofagasta. Además los enfermos del hospital de Talca lo recordaron siempre por su servicio y
fidelidad al darles su apoyo y consuelo. Toda su vida estaba marcada por el servicio
al prójimo. (fuente: Archivos de Holanda. Trad.
Gaspar.)
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