PADRE CORNELIO TULEN
Cornelio
nació el 23 de junio 1913 en un pueblo ubicado en una región que anteriormente
había sido un lago extenso que fue recuperado al agua en Holanda. Después de
cursar la enseñanza básica estuvo estudiando durante 3 años en un seminario
diocesano. En el año 1930 continuó sus estudios junto con su hermano Martín en
el seminario MSF de Kaatsheuvel donde ambos en adelante compartían los mismos
cursos. Hizo sus primeros votos en el año 1934 y se ordenó sacerdote en el año
1939. Debido a su salud delicada no consiguió aprobación para ser misionero en
países tropicales. Por lo tanto, obligado
por la Segunda Guerra Mundial, permaneció algún tiempo en la casa del seminario
mayor dedicándose a actividades pastorales auxiliares y de bibliotecario.
Finalmente fue nombrado con gran satisfacción de su parte (junto con el P.Santiago Bos) pastor en la ciudad de Ámsterdam, donde se destacó como un predicador elocuente en fines de semana y jornadas espirituales parroquiales. No obstante, nunca abandonó su sueño de ser algún día misionero y comenzó a estudiar, junto con otros, el idioma español. En el año 1945, al terminar la guerra, recibió el nombramiento para Chile, y en el año 1946, junto con su hermano, el Padre Martín, partió a Chile.
Finalmente fue nombrado con gran satisfacción de su parte (junto con el P.Santiago Bos) pastor en la ciudad de Ámsterdam, donde se destacó como un predicador elocuente en fines de semana y jornadas espirituales parroquiales. No obstante, nunca abandonó su sueño de ser algún día misionero y comenzó a estudiar, junto con otros, el idioma español. En el año 1945, al terminar la guerra, recibió el nombramiento para Chile, y en el año 1946, junto con su hermano, el Padre Martín, partió a Chile.
Lo
que más impresión le causó al llegar fue la pobreza y necesidades sociales reinantes. Sobre todo se sintió chocado al
ver la falta de viviendas dignas para la gente.
Siempre su manera de actuar fue algo de actor de teatro, pero no se limitó a proferir palabras retóricas para solucionar problemas, sino a entrar en acción.
Durante 26 años hasta el año 1961 trabajó en diferentes parroquias de Chile: hasta 10 años en la desértica Pampa Nortina. A continuación, hasta el año 1972 se desempeñó como fundador y coordinador de muchas cooperativas de ahorro y préstamos y cooperativas de consumo en las localidades del Norte Grande para los mineros del cobre y de salitre. Desde su residencia en el la parroquia de Oficina Salitrera Pedro de Valdivia extendió su obra a varias localidades como Oficina María Elena, Chuquicamata y hasta Tocopilla.
Motivado por la pobreza y las necesidades materiales de la gente se desenvolvió como un organizador bien preparado, que se atrevía emprender de todo para ir en ayuda de ellos. Él se jactaba de ser como un general de ejército neutralizando sus adversarios, pero en verdad logró solucionar grandes problemas relacionados con la administración de las cooperativas. Su fama recorrió por muchos lugares en la Pampa. (Sus cohermanos, en broma, lo tildaban de “El terror de la Pampa” porque mandaba con mano firme a toda su gente.
Cuando la región MSF de Chile se convirtió en provincia, en el mes de mayo de 1968, el Padre Cornelio fue nombrado para el puesto de ecónomo provincial. Resultó que la colaboración con el la superioridad provincial no fue satisfactoria para ambos y el padre decidió de retirarse de Chile y volver a Holanda. Fue difícil para él de resignarse con su opción, porque nunca pudo olvidar su trabajo y su gente de Chile. Pero como persona realista se plegó a la realidad y aceptó el puesto de párroco en una parroquia holandesa donde permaneció hasta 1982. En este lugar se hicieron patentes serios problemas de salud. Al final de este período pudo disfrutar de unos cuatro años de una ancianidad tranquila en la casa de Kaatsheuvel, donde cada vez más estaba consciente de su enfermedad incurable. Hombre de mucha imaginación en su estilo de hablar, al mismo tiempo fue capaz de enfrentar su salud precaria con sentido de realidad y con valentía. En su último día de vida pudo disfrutar de una visita por parte del Padre Mateo Rietmeyer, que compartió con él recuerdos de su querido Chile y se despidió con un fuerte abrazo a lo chileno. En aquellos días el padre Cornelio recibió una carta del superior provincial de Chile de entonces, el Padre Juan Pablo, en que le dio su agradecimiento y reconocimiento por todo la obra enorme que había realizado en Chile en bien de los pobres. Quizás había estado esperando un reconocimiento de este tipo por parte de sus superiores y pudo morir en paz y con toda tranquilidad el 23 de junio de 1986. Muchos recordarán para siempre a este misionero incansable de la Pampa Chilena. (fuente: Archivos de Holanda. Trad. Gaspar.)
Siempre su manera de actuar fue algo de actor de teatro, pero no se limitó a proferir palabras retóricas para solucionar problemas, sino a entrar en acción.
Durante 26 años hasta el año 1961 trabajó en diferentes parroquias de Chile: hasta 10 años en la desértica Pampa Nortina. A continuación, hasta el año 1972 se desempeñó como fundador y coordinador de muchas cooperativas de ahorro y préstamos y cooperativas de consumo en las localidades del Norte Grande para los mineros del cobre y de salitre. Desde su residencia en el la parroquia de Oficina Salitrera Pedro de Valdivia extendió su obra a varias localidades como Oficina María Elena, Chuquicamata y hasta Tocopilla.
Motivado por la pobreza y las necesidades materiales de la gente se desenvolvió como un organizador bien preparado, que se atrevía emprender de todo para ir en ayuda de ellos. Él se jactaba de ser como un general de ejército neutralizando sus adversarios, pero en verdad logró solucionar grandes problemas relacionados con la administración de las cooperativas. Su fama recorrió por muchos lugares en la Pampa. (Sus cohermanos, en broma, lo tildaban de “El terror de la Pampa” porque mandaba con mano firme a toda su gente.
Cuando la región MSF de Chile se convirtió en provincia, en el mes de mayo de 1968, el Padre Cornelio fue nombrado para el puesto de ecónomo provincial. Resultó que la colaboración con el la superioridad provincial no fue satisfactoria para ambos y el padre decidió de retirarse de Chile y volver a Holanda. Fue difícil para él de resignarse con su opción, porque nunca pudo olvidar su trabajo y su gente de Chile. Pero como persona realista se plegó a la realidad y aceptó el puesto de párroco en una parroquia holandesa donde permaneció hasta 1982. En este lugar se hicieron patentes serios problemas de salud. Al final de este período pudo disfrutar de unos cuatro años de una ancianidad tranquila en la casa de Kaatsheuvel, donde cada vez más estaba consciente de su enfermedad incurable. Hombre de mucha imaginación en su estilo de hablar, al mismo tiempo fue capaz de enfrentar su salud precaria con sentido de realidad y con valentía. En su último día de vida pudo disfrutar de una visita por parte del Padre Mateo Rietmeyer, que compartió con él recuerdos de su querido Chile y se despidió con un fuerte abrazo a lo chileno. En aquellos días el padre Cornelio recibió una carta del superior provincial de Chile de entonces, el Padre Juan Pablo, en que le dio su agradecimiento y reconocimiento por todo la obra enorme que había realizado en Chile en bien de los pobres. Quizás había estado esperando un reconocimiento de este tipo por parte de sus superiores y pudo morir en paz y con toda tranquilidad el 23 de junio de 1986. Muchos recordarán para siempre a este misionero incansable de la Pampa Chilena. (fuente: Archivos de Holanda. Trad. Gaspar.)
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