EL PADRE ANTONIO HOOGANTINK
Antonio
nació en el pueblo de Meddo, Holanda el 6 de julio de 1902, el mismo día del
martirio de María Goretti, en el seno de
una familia profundamente católica, compuesta por 9 hermanos. Su infancia
transcurrió en un ambiente piadoso, con el rezo diario del rosario, de
rodillas, todas las noches y diversas prácticas de devoción.
A
los 12 años hizo la Primera comunión, comulgaba, según costumbre, una sola vez
al mes, lo que a veces solía olvidar, hasta que un amigo paseando en bicicleta,
se lo recordó, no olvidando esta obligación jamás.
A
los 12 años comenzó a trabajar en la carpintería de un tío muy piadoso,
sucediendo por esta época la consagración de la casa al S. Corazón de Jesús.
Paralelamente comienza a recibir información de revistas de diversas
congregaciones, que estimulan su piedad, a la que contribuye una peregrinación.
Siente ya una marcada inclinación vocacional, lo que favorece su párroco, que
escribe al Seminario de la Sagrada Familia, asiste diariamente a la santa misa
y reza las letanías del Sagrado Corazón.
En
1923, teniendo 23 años, ingresa al seminario de la Sagrada Familia donde lleva
una vida regular y recibe una óptima formación sacerdotal; en dos ocasiones,
durante este período, va con los seminaristas de paseo a la Abadía benedictina
de Oosterhout, lo que será su primer contacto con aquella Orden.
En
1937 es ordenado sacerdote, destinándosele a Chile, donde desempeña su
ministerio en las salitreras de Taltal, por espacio de diez años; recordaría
con alegría este tiempo feliz, en medio de la soledad del desierto y el brillo
de los minerales. En 1940 es destinado a la Parroquia del Buen Consejo, en
Santiago.
Haciendo
sus ejercicios espirituales anuales con los PP. Jesuitas, un diácono suizo que
llega a la parroquia del Sagrado Corazón
contará el grato retiro tenido en el monasterio benedictino de la Santísima
Trinidad de Las Condes, lo que lo mueve a hacer lo mismo; allí planteará al R.P. Prior, Odón
Haggenmüller, su interés por la vida contemplativa; realizada el correspondiente
proceso de discernimiento y con la aprobación de sus superiores, ingresará al
monasterio en diciembre de 1951, profesando el 6 de Abril de 1953.
En
el monasterio desempeñó oficio de carpintería y, en el campo asistencial, la
distribución de alimentos a los pobres en el dispensario de la casa; su gran
trabajo sería el cultivo del huerto de cítricos, en el claustro de la casa, que
realizó con esmero hasta un mes antes de su fallecimiento.
En
su vida regular se caracterizaría por una gran fidelidad a los actos
comunitarios, especialmente al oficio divino, que no alteró jamás hasta uno o
dos días antes de su muerte; el oficio lo preparaba el día anterior y lo
complementaba con la lectio divina y comentarios de los padres. Fue
asiduo lector de los documentos pontificios, por su gran amor al Vicario de
Cristo y la doctrina emanada no solo d encíclicas y cartas apostólicas, sino
discursos con ocasión de fiestas o viajes del Papa.
Su
amor a la clausura se manifestaba en las escasa salidas fuera de la casa,
restringidas al día nacional de Holanda, en su Embajada, y las reuniones
anuales de la Congregación de la Sagrada Familia; durante muchos años fue por
el mes de febrero al monasterio de las Ursulinas de Maipú a reemplazar al
Capelán en sus vacaciones.
De
recia personalidad, fuerte de contextura física y resistencia en el trabajo, su
ejemplo de servicio y fidelidad a los valores de la vida religiosa, constituyen
su más valioso legado.
Falleció
debidamente preparado el martes 16 de abril de 1991, acompañado por el P. Abad
y su enfermero, el hermano Eduardo, siendo sepultado en el cementerio de la
comunidad el jueves 18, después de misa conventual de las 7. (Fuente: Escrito del P. Gabriel Guarda OSB
Abad que contiene los puntos principales de sus recuerdos, según entrevistas
que le hizo en 1981.)
Nota: Algunos datos complementarios provenientes de los archivos de
la Provincia Chilena MSF.
El
P. Antonio perteneció al grupo de los primeros misioneros llegados a Chile en
noviembre de 1938 y su primer puesto fue de vicario cooperador en la parroquia
de Taltal. Estuvo en Buen Consejo de
vicario cooperador en 1944, en 1946 en Coquimbo y otra vez en Taltal como
párroco hasta el momento que terminó la Misión de Taltal. Fue de vacaciones a Holanda en 1949 por avión
a Buenas Aires y en barco a Amberes, Bélgica. Volvió a Chile el en abril de
1950 en barco de Europa a Buenos Aires y en tren a Santiago. En Santiago
desempeñó cargos en Buen Consejo hasta entrar en el Monasterio de Benedictinos.
El 24 de diciembre de 1951 dejó la Congregación para entrar en la orden de los
Benedictinos con el nombre de Gregorio.
El
domingo 14 de abril de 1991 el padre Gregorio fue atendido en la Clínica de la
UC, por problemas respiratorios. Se sintió aliviado gracias a sondas y otras
ayudas. El padre falleció en la abadía el día 16 del mismo mes.
En los funerales no faltaban miembros de su
antigua congregación en la cual siempre había seguido considerado como uno de
nosotros. Estuvieron presentes: Arnoldo van de Kruis (Sup. Prov.), Adriano de
Meijer, Gaspar Handgraaf, Andrés van Merode, Antonio Mutsaers, Luis Nuñez,
Wilson Guerra, Hugo Mercado, Juan van Hecke, y Juan Paulo de Groot. Esta
presencia de nosotros fue muy apreciado por parte de los padres benedictinos
según el siguiente testimonio del Padre Gabriel Guarda, el abad del monasterio
OSB, que escribió 5 días después: “El
Padre Gregorio fue fiel a su “primer amor”. Y los quería mucho a Uds. De modo
que su presencia en los funerales tuvo un gran mensaje para nosotros”. (Recopilación:
Gaspar)
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