viernes, agosto 04, 2017

ELSEMINARIO MSF. 1966



El Seminario MSF.

Echando una mirada retrospectiva hacia los 40 años de nuestro trabajo pastoral en Chile, es inevitable hacernos algunas preguntas acerca de vocaciones chilenas para la Congregación. ¿Por qué en todas nuestras parroquias, donde trabajamos durante  tantos años al servicio de la Iglesia  y de la gente, no ha habido jóvenes  que se decidieron o quisieron  juntarse con nosotros? ¿No existieron expectaciones ó esperanzas de nuestra parte? ¿Por qué no se hicieron realidad?

Es  una verdad indiscutible, que nuestros padres no llegaron a Chile para establecer  la Iglesia. Pues esto ya hicieron los españoles en el siglo 16. Nosotros fuimos enviados para  apoyar a la Iglesia chilena en  prestar un  servicio pastoral  en aquellas parroquias, para las cuales no se disponía de sacerdotes, y para dedicarnos al  apostolado directo. La fundación de una provincia chilena de la Congregación no fue nunca excluida, pero, si nos fijamos en los hechos iniciales,  de todas formas no se lo veía como  tarea a corto plazo. Para comprender mejor los hechos  servirá  hacer una comparación  con los tiempos iniciales de los padres alemanes misioneros msf en la Argentina.

Cuando los primeros misioneros nuestros llegaron a Chile, nos estaban esperando 5 parroquias: una en Taltal y  4 en Linares. (Yerbas Buenas, Colbún, Empedrado y Nirivilo) a una distancia de 1400 kilómetros entre ellas. En el curso de pocos  años  12 personas estuvieron al servicio de 6 parroquias. En el Norte Taltal  y en el Sur a una distancia de 2200 kilómetros Calbuco. En el Centro: Santiago, Talca Yerbas Buenas y Colbún.
Veamos el caso de Argentina.  Los alemanes, sacerdotes  y hermanos religiosos, llegaron todos a  la capital de Buenos Aires, donde conformaron una comunidad religiosa. Sin preocupación  por parroquias podían  dedicarse exclusivamente  al establecimiento de  la Congregación. En un terreno propio construyeron una residencia  y un templo propio. En su imprenta propia a poco  tiempo publicaron una revista en castellano. Al mismo tiempo iniciaron un seminario, para  la cual podían  dedicarse  a tiempo completo. Su empeño  de tipo pastoral consistía en el servicio pastoral de su propia iglesia, dando misiones  y celebraciones en  las iglesias vecinas. Podían dedicarse por completo al estudio del idioma. En poco tiempo  lograron traducir e imprimir las oraciones propias de la Congregación.








A  pesar del hecho de que la Dirección General de la Congregación tuvo una visión distinta en cuanto a las misiones de Argentina y de Chile, los padres holandeses  (y quizás gracias a ellos a largo plazo) siempre tuvieron interés de tener un seminario y dar a la Congregación una permanencia  definitiva en Chile. Para esto podemos enumerar algunos hechos. Cuando el  Superior General, Padre Trampe,  hizo su visita canónica en Chile en el año 1943, se inició la organización para llegar a fundar la Región Chilena de la Congregación. Aunque en un   principio no se pensaba específicamente en vocaciones chilenas,  es significativo en cuanto a las expectativas que se encontraron entre los padres, el hecho de que en la construcción de la casa  residencial de la parroquia del Buen Consejo, se decidió  reservar un espacio, incluso la posibilidad de un segundo piso, para poder acoger a seminaristas mayores de Holanda para que ellos pudieran completar su formación sacerdotal en Chile.                                   Una de las razones que entusiasmaron a algunos padres para hacerse cargo de una capilla, casa y sitio amplio del santuario “El Cristo del perdón”  en la comuna de La Florida (San José de la Estrella, Vic. Mackenna 10821), fue  la posibilidad que vieron de un seminario. En el año 1958 la Congregación iba a recibir una parcela  del “Fundo Los Pajaritos” ubicado  en el camino de Santiago a Maipú para construir un seminario. El Padre Cornelio van de Spek comenzó a trabajar en este proyecto y construyó una casa de madera al lado de la capilla existente, la cual iríamos a atender posteriormente. Sin embargo cuando se presentó una oportunidad mejor,  este proyecto fue descartado. En Pudahuel  en el camino al Aeropuerto estaba en venta un terreno amplio a un costo módico. Ciertamente estaba situado algo lejano de la ciudad y del mundo habitado, pero fue considerado favorable  el hecho de que allí existía espacio y tranquilidad los  que eran considerados elementos de ventaja  en la formación de los seminaristas para la vida sacerdotal y religiosa. También los Hermanos de La Inmaculada Concepción, que a fines de los años cincuenta habían fundado una casa de formación en Talca,  y las Hermanas Franciscanas se entusiasmaron. Las tres congregaciones compraron  un terreno para tres secciones e iban a construir cada uno su casa de formación y en su imaginación veían la existencia de un centro religioso floreciente. Después de un  par de años ya estuvieron construidas dos casas de formación masculinas. Estas  cumplieron con este propósito durante varios años. Solamente las Hermanas Franciscanas nunca alcanzaron a construir.
En el año 1964 se inició la construcción del seminario  pero fue  paralizada en el año 1965, por falta de fondos. 

Después de una visita a Holanda  y amplia discusión  con la Dirección   de la Provincia Holandesa, en el año1966, gracias a ellos,  se pudo continuar la construcción hasta que se dio por terminada  la construcción de la primera etapa  del proyecto más grande. 


En octubre del mismo año se pudo tomar en uso el seminario.


Puesto que ya se había admitido un número de 12 estudiantes  para el comienzo del año escolar en marzo de 1966, mientras que el seminario no estuvo habitable aún,  las hermanas religiosas Franciscanas pusieron a disposición una parte de su escuela en Las Rejas es decir algunas locales del subterráneo del gimnasio. El primer director del seminario fue el Padre Santiago de Kinderen que formó equipo con los padres Gaspar Handgraaf y Antonio Mutsaers.
El número de estudiantes creció continuamente a pesar de que con el tiempo se hicieron  mayores exigencias en cuanto a la edad y formación anterior de los candidatos.  (En un comienzo  se admitían a  niños de los cursos mayores de la escuela básica)

En el año 1970 participaron 26 jóvenes en el seminario menor, y 6 en el seminario mayor.  El Seminario de Pudahuel fue  la residencia de todos los estudiantes. Cursaban la enseñanza media en diferentes colegios de la capital: el Liceo Ruiz Tagle de los hermanos canadienses del Sagrado Corazón ubicado en la parroquia de Santa Rosa de Lima, el colegio Alberto Hurtado de los hermanos de la Inmaculada Concepción, el liceo público Liceo de Maipú  etcétera. Después de la enseñanza media iban a la Universidad.
Cuando en el año 1970 se contaba con 6 seminaristas mayores, parecía conveniente  buscar otra residencia que serviría de seminario mayor, ya que fue preferible que no vivieran  juntos a los seminaristas menores. Además debían conocer de cerca la vida parroquial y sus  actividades. Cooperando en una parroquia podrían prepararse mejor para las tareas sacerdotales de más adelante. De esta manera se constituyó el seminario mayor en la casa parroquial de  Santa Rosa de Lima. Al P, Padre Santiago de Kinderen  tocó acompañar a los jóvenes  como director. Fue designado como director del seminario menor el P. Jaime van Heeswijk junto con el P. Adrián Flores y Gaspar Handgraaf.
Puesto que las condiciones en Santa Rosa de Lima  no fueron consideradas muy favorables, para la formación, en el año 1971 el seminario mayor se trasladó al naciente “Población  Manuel Rodríguez”, que ostentaba aún todas las características de un barrio asocial y                                 pobre.
 La vivienda en que se instalaron los seminaristas era una frágil construcción de madera que en  gran parte debía ser adaptada para la comunidad de los seminaristas. El entorno y el modo de vivir, correspondió, de todos modos, al deseo de vivir insertados en el barrio, de participar en las condiciones de la  vida del pueblo y de crecer, junto con ellos, hacia una mayor grado de desarrollo. Al  mismo tiempo los estudiantes tuvieron  la oportunidad de, aparte de dedicarse a sus estudios, participar en alguna  tarea de tipo pastoral entre los más pobres de los pobres.-

en la foto: padre Pedro van de Veeken, padre Santiago de Kinderen, padre Juan Hollak,seminarista German Cortés y padre Enrique Bentvelzen


Este deseo de vivir en medio de la gente, solidarios con los pobres y de dar de este modo un testimonio bíblico, también se hizo sentir dentro del seminario menor. Los jóvenes se sentían incómodos  en Pudahuel. A fin de lograr una mayor cercanía a la gente se procedió a  comprar  una casa en calle Radal como residencia del seminario. Aquí también, a diferencia con  Pudahuel, los estudiantes podrían prestar algún servicio en los quehaceres  pastorales.
Por el hecho de que las expectativas en cuanto el éxito del seminario se habían disminuido  considerablemente  y que, además, se produjo una crítica bastante fuerte entre los miembros de la congregación  acerca de la conducción dentro del seminario se tomó la decisión de no aceptar más nuevos estudiantes  para el seminario menor. A aquellos  que estaban se les permitía continuar sus estudios. En aquel tiempo el P. Jaime van Heeswijk presentó su renuncia como director del seminario menor para ir a estudiar sicología a la universidad. El P. Santiago de Kinderen fue nombrado director de ambos seminarios. El mismo permaneció en “Manuel Rodríguez” y  el P Gaspar lo representaba en “Radal”.
En el año 1972 el edificio de Pudahuel fue vendido a una fundación  que lo habilitó para  la acogida de niños abandonados. Los Hermanos HIC,  que tampoco  habían tenido mucho éxito en su proyecto vocacional, ya habían vendido,   con fecha anterior,  su casa  de formación de Pudahuel.    
Entre los años 1968 y 1971 el P. Santiago organizaba  reuniones mensuales para jóvenes  que buscaban una mayor profundización en cuanto a vida religiosa y apostolado y que en un futuro eventualmente podían desarrollarse a ser candidatos  para la vida sacerdotal. Esta actividad se nombró el Seminario Externo. Fue como una comunidad a la cual  uno podía ingresar  en forma voluntaria y sin ninguna obligación permanente.
En el año 1971 el primer seminarista mayor, Germán Cortés, hizo su profesión  religiosa temporal. Mientras tanto había  una oposición fuerte a su admisión de parte de diferentes miembros de la congregación  al tratarse de una  persona que suscitaba conflictos. Al año siguiente no renovó sus  votos  a causa de su militancia política. Cuando los militares tomaron el gobierno tuvo que esconderse siendo miembro de una agrupación de extrema  izquierda.  En el año 1977 con ocasión de un choque violento con los servicios de seguridad perdió su vida.                                                                                                       En el año 1973, el  seminarista, Manuel Gavilán, emitió sus primeros votos. Para completar  su formación sacerdotal se trasladó a Alemania, donde la Provincia lo acogió y acompañó. No fue admitido para la renovación de sus votos en el año 1978. Otro seminarista, Jaime Acevedo,  hizo profesión temporal en 1974, pero después de cuatro meses ya fue dispensado de sus votos


A causa de la situación política dentro de Chile, después de la caída de Allende, el director del seminario P. Santiago de Kinderen regresó definitivamente  a Holanda a fines del año 1973. Puesto que en la casa de Radal  aún permanecieron algunos estudiantes, se decidió que los estudiantes mayores de “Manuel Rodríguez” se trasladaran a “Radal”. La casa de Manuel Rodríguez se dio en arriendo al Arzobispado de Santiago. En diciembre de aquel año fue nombrado  el Padre Gerardo Kassing como director del Seminario nuevamente reunido. El mismo padre pidió en julio de 1974 dispensación canónica y abandonó la congregación.
En aquel  momento no se encontró ningún padre dispuesto o capaz  de asumir la  conducción del seminario. La razón fue, sin duda, por los cambios internos que se habían producido  en el seminario durante los últimos años marcados  por el desorden político del país. También jugó un rol  la resistencia  que se había generado en contra del seminario dentro de la Provincia. Al mismo tiempo se notaba entre todos  poca disposición de abandonar el trabajo pastoral, con el cual cada uno se sentía realizado.
Puesto que,  por otro lado,  nadie de los candidatos (salvo uno) se pronunciaba   explícitamente en favor del sacerdocio, y sus estudios universitarios  se concentraron más bien en asignaturas segundarios que en estudios teológicos, la Dirección  Provincial resolvió en el año 1975 cerrar definitivamente el seminario. Los últimos estudiantes fueron ayudados lo mejor posible y nuevos solicitudes  de admisión fueron remitidos  a otro seminario existente con informe de razones. La casa de calle Radal quedó bajo la administración del Padre Gaspar y continuamente  pudo servir como casa de retiro para jornadas de estudio y de reflexión para religiosos, para reuniones pastorales  de la Zona Oeste diocesana  de Santiago y actividades juveniles de tipo pastoral.
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(Reflexión posterior)
Después de este informe sobre el  Seminario volvemos a la pregunta inicial: ¿Porque no tuvimos seguidores (después de 40 años actuando en Chile)?. ¿Porqué nuestros esfuerzos para fundar un seminario no resultaron? Si,  en lo que sigue, tratamos de contestar esta pregunta, afirmamos con énfasis que no hay  intención de determinar culpas e indicar a personas responsables. En este bosquejo histórico  trataremos con sinceridad de investigar la historia, de aclarar los acontecimientos, sin engañar ni a nosotros mismos ni a otros y de observar los errores cometidos,  concientes de nuestra  corresponsabilidad.


Esto parece fundamental para toda descripción histórica, por muy discreta que sea. Además es un signo de vida y de energía interior tanto de las personas como de la comunidad, cuando  se reconoce con espíritu generoso las equivocaciones y errores cometidos y cuando una vez informado, a partir de esta nueva conciencia, se atreve a salir de nuevo al encuentro del futuro.                                                                                                                              No pretendemos  en pocas páginas dar un informe completo de todas las causas,  colocar todo en la perspectiva exacta y dar la última palabra sobre esta parte de vida  de nuestra provincia. Quizás es una primera  tentativa  para ver todo en una totalidad, que  podría ser  mejor interpretado y complementado por otros

1.- Fue un mal momento desde el punto de vista  histórico
Estamos convencidos que en una visión histórica estos 40 años pasados  en Chile  no conformaron  un tiempo apto para  fundar un seminario. Dentro de la historia de la Iglesia Chilena en el curso de los primeros siglos se abrieron muchos seminarios, tanto de parte de las diócesis como de las comunidades religiosas, que suministraron  a Chile un número relativamente suficiente de sacerdotes. Recién cuando aquí se disminuyó el incremento de ellos,  los obispos fueron en busca de ellos donde congregaciones extranjeras  para hacerse cargo de la  pastoral dentro de las parroquias, para las cuales  ya no había sacerdotes propios  disponibles, como anteriormente. Esta conclusión se refuerza al constatar  la existencia considerable de un gran número de institutos de enseñanza media que desde la antigüedad llevan el nombre de seminarios, pero que desde muchos años ya no funcionan como tales (La Serena, Santiago, Ancud                                                                                En las últimas décadas hemos observado que, dentro de Chile,  todavía  un número considerable de seminarios (establecidos en  edificios demasiado grandes provenientes de tiempos mejores) sufrieron una existencia precaria y finalmente  fueron cerrados.  (La Serena, Talca, Puerto Montt.) aparte de los de diferentes órdenes y congregaciones.
Nuestra congregación no vino a Chile para establecer la congregación (Por lo menos no dentro de la perspectiva del Gobierno General). Esto se pone en evidencia  al hacer  la comparación con el proyecto misionario de  Argentina, de la aceptación de parroquias con  distancias lejanas entre ellas, y por la falta de nombramientos respectivos, aunque se observa un pequeño cambio de mentalidad en este punto en el momento de la constitución de la Provincia Chilena. La Región  Chilena pensaba, en la pista del Padre Berthier, poder conformar una alternativa para los jóvenes pobres que encontramos en nuestras parroquias.  Pero esto tampoco resultó alcanzable.                                                                                                                     


Cuando comenzamos seriamente en los años 60 con nuestro seminario,  la Iglesia chilena pasaba por una crisis fuerte y casi todos los seminarios existentes hasta este momento habían sido cerrados. El paso nuestro, que pusimos también por insistencia de la superioridad de la congregación,  prácticamente estaba  condenado a fracasar. Y mucha gente seria se preguntaba, qué era lo que pretendíamos. 


2.- Nos faltó una imagen clara sobre el sacerdocio.
No tuvimos claridad sobre el sacerdocio del futuro. ¿Cómo será aquel sacerdote? ¿Cómo deberá ser aquel sacerdote? En la respuesta intervienen varios factores  que justamente  en los 40 años pasados  y especialmente en la última década  aumentaron su importancia.. 
Somos una congregación joven y como tal no disponemos de mucha  experiencia y visión histórica. El Concilio Vaticano Segundo y su versión sudamericana de Medellín  han cambiado varias situaciones  y generado algunos movimientos, que aún no han llegado a ser vividos  suficientemente. La Teología de la Liberación relativamente nueva, ha originado  mucho entusiasmo  y mostrado nuevos horizontes,  pero en realidad  esta teología  no siempre es interpretada correctamente. El creciente movimiento de Cristianos por el Socialismo y la situación política de Chile procuraron que el seminario no se mantuviera  libre de las corrientes políticas y se sintió llamado a comprometerse con ideologías partidistas izquierdistas.                                                                                                                      Había pocos padres que se pusieron dispuestos ó se sintieron llamados a  asumir la conducción del seminario. De este modo esta tarea fue encargada a los que estaban más entusiasmados, sin que se pudiera tomar en cuenta suficientemente la capacidad de las personas y sin que había suficientes personas para un equipo formado en forma equilibrada. Se han conocido casos de una selección insuficiente de los estudiantes, tanto por parte de las parroquias que los mandaron  como por parte de la dirección del seminario que los admitía  Elementos no totalmente sanos pueden amenazar o debilitar el grupo en su la totalidad. Tomando en cuenta la proveniencia  social  de los estudiantes  se comprende que  algunos de ellos más pretendieron  estudiar en forma favorable que hacerse sacerdote.  Para  esto no tuvieron mucho que hacer. Su mantenimiento vital y costos de estudio estaban asegurados, aunque los padres teóricamente siempre debían aportar algo. De todos modos viviendo en el seminario permanecieron en un ambiente de lujo comparado con  conceptos chilenos. Lo que pedían con un mínimo de razonabilidad lo recibieron sin problemas. Por


lo tanto no tuvieron claridad sobre el significado del celibato y  que no fue poco frecuente  un contacto de ellos con chiquillas que iba más allá de libre y normal. Además en realidad  no se pronunciaron expresamente en  favor del sacerdocio y  las carreras segundarias de la universidad, que les prometerían un futuro trabajo asalariado, eran más importantes para ellos que estudiar teología. A causa de la misma inseguridad sobre el sacerdocio del futuro  existía demasiado poca disciplina;  faltaba la mano firme. Por esto  nunca se llegó a  la constitución de una verdadera comunidad religiosa y el seminario no era mucho más que una pensión.


3.- Nos faltó madurez para esto.
Es nuestra convicción de que nuestro grupo como tal, no era maduro para colaborar en pie de igualdad con eventuales  hermanos chilenos  y formar equipos  pastorales con ellos. . Aunque hay que reconocer que entre los diferentes  sacerdotes se encuentran los de todas gradaciones entre muy poco y extraordinariamente bueno. La aspiración de acoger   vocaciones y de establecer definitivamente la congregación en Chile  fue demasiado teórica, tal como se manifestó en el  capítulo de 1969. Había temor e inseguridad. La gente quería  tener hermanos chilenos  pero no en la propia casa ó  en la propia parroquia. Varios nuestros habían quedado demasiado holandeses y  poco chilenos, resistían a hablar español continuamente y vivir en ausencia de  compatriotas. Además parece que el seminario también  fuera  proyectado con un estilo demasiado europeo y poco adaptado a la mentalidad  chilena. Todo fue demasiado al estilo holandés  y demasiado poco en harmonía  con el origen social y  cultural de los seminaristas.
Sobre todo los ítemes 2 y 3 para algunos de nuestros co-hermanos  fueron razones  para llevar críticas múltiples y destructivas  frente al seminario incluso hasta una especie de boycot abierto provocando tensiones agudas dentro de la provincia. Otros padres  que tenían sus críticas parciales se sometieron fácilmente a la influencia de los mencionados anteriormente, que tal como se ha dicho, no fueron numerosos realmente. Este corriente adquirió tanta fuerza que la provincia como totalidad  ya no pudo ir en contra,  aunque  muchos miembros claramente estaban en favor del seminario. 

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Pero no desapareció la inquietud  para establecer definitivamente la congregación en Chile;  queremos ir adelante y tratarlo de nuevo. Sobre todo por el hecho de que la situación en Chili parece que se haya  modificado un poco y que muchos seminarios se abren  de nuevo  y  consiguen la llegada de estudiantes. Sigue en pie la dificultad  de que encontramos, dentro y fuera de al congregación,  pocos modelos, que nos podrán inspirar y orientar en un nuevo proyecto. Tener vocación no es suficiente; esta también debe crecer y desenvolverse. La disposición de  la persona joven debe ser renovada y profundizada. El tiempo entre brotar   y estar en flor es fundamental y necesita  de un entorno apto y una dirección  capaz y permanente. .

En el último capítulo de diciembre 1977 el Padre Andrés van Mérode  se ofreció y aceptó el encargo hecho por parte del capítulo,  para estudiar las posibilidades de una comunidad parroquial,  en la cual se integran seminaristas mayores, que  vivan  en la residencia de los religiosos  de la parroquia., colaboran en la pastoral y estudian en la universidad o de algún otro seminario existente.

Tomando en cuenta la situación de la Congregación en Chile,  las posibilidades  de comenzar de nuevo con buenos resultados no estarán del todo excluidos. El Padre Berthier comenzó su proyecto, sin compañía, teniendo ya tenía 55 años. En su tiempo otros seminarios  disponían de personas jóvenes especializadas en todas las asignaturas. En su caso casi  todas las circunstancias le eran adversas. Pero después de 13 años, con su fallecimiento, tenía  25 sacerdotes, 54 seminaristas mayores, 13 novicios y 70 estudiantes. Y todo esto dentro de la Torre de Babel de nacionalidades, que fue  en aquel momento el cuartel de Grave.  Podemos aprender aún mucho de él…                      (Traductor  Gaspar)