viernes, septiembre 28, 2012

LA IGLESIA ORTODOXA RUSA

Después de la caída del comunismo, la nueva Rusia revivió un renacimiento espiritual que intentó calmar la sed espiritual de la sociedad rusa, educada en el materialismo ateo comunista.80 millones de rusos se consideran creyentes del cristianismo ortodoxo. Vladimir Putín y ahora su sucesor al frente de la presidencia, Dimitri Medvéded, han fomentado la relación entre el poder civil y el espiritual, y han favorecido el proceso de recuperación de la Iglesia Ortodoxa. La Iglesia Ortodoxa es la gran valedora de la identidad nacional rusa, pero también proporciona el alimento valórico necesario para recuperar una sociedad rusa que vive un invierno demográfico, causado por la destrucción de la institución familiar. En este momento, las instituciones políticas rusas confían en el cristianismo ortodoxo como el verdadero fermento del renacimiento nacional ruso. En cuanto al camino ecuménico, el actual patriarca es el hombre que con mayor conocimiento de causa sobre el proceso de acercamiento iniciado por ambas iglesias. En este aspecto, la comunidades católicas uniatas tienen un papel protagonista como puente entre ambos pulmones de la cristiandad.

La figura más importante de la vida de la nueva Rusia entre los representantes de diversas religiones fue, sin duda, el patriarca Alejo II (“Alexí II” en ruso). Durante dieciocho años no solo encabezó la Iglesia ortodoxa rusa, sino que fue una autoridad espiritual muy importante en un país que dejaba trabajosamente su pasado ateo. Durante su patriarcado, en Rusia se abrieron miles de iglesias y monasterios y la gente volvió a los templos. Uno de los aspectos clave de la actividad de Alejo fue la reunificación de la Iglesia ortodoxa rusa, dividida en varias partes. En 2007, se produjo la unificación largamente esperada de la Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia con el Patriarcado de Moscú. El Patriarca buscó también la vuelta de los “viejos creyentes” al seno de la Iglesia, aunque en este caso el esperado reencuentro no llegó a producirse.