domingo, noviembre 27, 2011

LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS

En la teoría moderna del Big Bang como origen del universo el tiempo y el espacio comienzan simultáneamente.Comienza el tiempo .

Hace más de mil seiscientos años que San Agustín, con agudeza notable, expresase: «Pero, ¿qué es el tiempo? ¿Quién podrá  explicarlo fácil y en pocas palabras? ¿Quién puede formar idea clara del tiempo para explicarlo después con palabras? Por otra parte, ¿qué cosa más familiar y manida en nuestras conversaciones que el tiempo? Entendemos muy bien lo que significa esta palabra cuando la empleamos nosotros y también cuando la oímos pronunciar a otros. ¿Qué es, pues, el tiempo? Sé muy bien lo que es, si no se me pregunta. Pero cuando quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.» (Confesiones, XI, 14). Saber «qué es» el tiempo cuando nadie nos lo pregunta, y dejar de conocerlo en el momento mismo de comenzar a explicarlo constituye, a primera vista, un hecho de naturaleza sorprendente

Grandes investigadores ,escritores , teólogos y filósofos han tratado de definir lo que es el tiempo.

Merleau Ponty  dice que "encontramos al tiempo en el camino que nos lleva a la subjetividad". Este encuentro habla de lo que él llamó en el inicio del capítulo, una "relación íntima" entre tiempo y subjetividad, punto en el que también sostiene que el sujeto "es temporal, pero no por un azar de la constitución humana sino en virtud de una necesidad interior". La conclusión no se hace esperar, ya que a continuación agrega que "estamos invitados a hacernos del sujeto y del tiempo una concepción tal que comuniquen desde adentro."

Un salto esencial en la interpretación del tiempo se produce gracias a los profetas del judaísmo, que rompen con la idea del eterno retorno y rechazan la noción de destino implantada por los griegos. Esta visión del mundo, sobre la que se construye más adelante la concepción cristiana, realza el valor del futuro e introduce la esperanza como referencia de la evolución humana. 

"Pero, al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley,
y para que recibiéramos la filiación adoptiva"
(Ga 4,4-5).