VIVIR NUESTRO BAUTISMO
Ser cristiano de verdad consiste en vivir siempre, en cada instante y circunstancia consciente-y consecuentemente nuestro bautismo, que es incorporación en Cristo, identificación con El. En un adulto la recepción del sacramento del bautismo será consecuencia, conclusión y culminación de un creer en Jesucristo , a quien uno a través de un proceso de aprendizaje y discernimiento ha reconocido y aceptado como la única Persona que pueda salvar su vida y darle sentido. Uno comprende que ya no puede salvarse solo, pero Jesús sí, el Hijo de Dios hecho hombre para salvarnos. Uno quiere confiarse a El, para que El se haga cargo de su vida , como Maestro que es
La celebración litúrgica de
San Pablo señala, que el bautismo nos injerta, nos incorpora en Cristo “ a través de una muerte como la suya” , a través de una muerte simbólica. El morir se expresa simbólicamente por medio del pasar por el agua; el sumergirse por inmersión lo expresaría más nítidamente. Es un sepultarse, un desaparecer. Se suelta todo propio afán de salvación, se depone toda autosuficiencia, se renuncia a sí mismo y la vida anterior, al pecado y a los poderes que dominan o atan a uno. Se renuncia radicalmente a toda propia provisión de su vida….Y en este instante, cuando uno para decirlo así, está muerto a sí mismo , cuando ya no es nada, sin seguridad alguna, ahí Cristo puede apoderarse uno, y efectivamente y con hartas ganas Jesús lo hace, se encargo de uno; y como Dios que es nos hace surgir del agua, por la acción del espíritu Santo, con vida nueva, con SU vida nueva de Resucitado. Tal como El mismo, estando muerto y sepultado, -por ser Dios, más fuerte que la muerte- surgió glorioso del sepulcro, con todo poder y gloria, conforme al querer del Padre y revestido de la fuerza del Espíritu Santo. Y de esta manera Cristo se va extendiendo en nosotros, y empieza a vivir en nosotros ( aunque no lo vemos, porque “ andamos en FE, no en visión” ) .” Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”.El quiere actualizar en mi persona su vivir y actuar en el ahora y aquí del mundo de hoy. Salvando, sanando, liberando.
Hay que tener bien presente, que El es el Protagonista en el bautismo que se administra. Nosotros nos soltamos, nos hundimos, nos perdemos, morimos a nosotros mismos etc. al bautizarnos, pero lo que pasa en el fondo es que El es quien nos atrae a Sí mismo y nos incorpora en su propia Persona, en su Cuerpo… Me acoge, recibe todo mi ser, deposita mi cuerpo en el suyo, de modo que mis miembros todos ya se confunden e identifican con los suyos, descansan en los suyos: son miembros de El. El coloca mi cabeza en la suya , por decirlo así, mi mente en SU mente para que yo piense como El, mejor dicho ,para que El piense en mi mente .Coloca mis ojos en los suyos, y ya son realmente suyos, para que miren con su bondad. Mi boca es SU boca para estampar El su beso o expresar El su Palabra. Mi corazón ya es el suyo, paral amar El a través del mío. Mis manos son las suyas, para bendecir El; mis brazos los suyos, para trabajar El y hacer el bien ; mis pies los suyos, para caminar El al encuentro del prójimo y en su ayuda cuando sufre y necesita de amor.
Vivir su bautismo significa para el cristiano (y se identifica y confunde con ): el vivir de Cristo, en El, por El , con El y para El. Y
La muerte de Cristo se inicia con su decepción sobre el rechazo a su enseñanza, y su actitud y proceder respecto a pobres, enfermos, discriminados, endemoniados y pecadores. El no viene a juzgar o condenar, prefiere la “ Misericordia sobre el sacrificio”.Se puede hablar de la frustración e impotencia que experimentó Jesús ante las críticas de sus detractores, la falta de fe de las autoridades religiosas, los fariseos y los maestros de la ley, de su indignación ante la hipocresía, de su desilusión, que va en aumento en la medida del fracaso de su misión. Conspiran contra El, lo buscan para matarlo, y El tiene que huir y esconderse, El,
A nosotros nos toca vivir: pobreza, injusticia, incomprensión, humillación, fracasos, frustraciones, oposición, críticas, impotencia, soledad, enfermedad, dolores físicos y psíquicos, pecados. Es
Cuando Jesús sube al cielo, el Padre lo espera, como el padre de la parábola del hijo pródigo, que esperaba ansiosamente el regreso de a su hijo perdido y lo recibe con todos los honores, haciendo fiesta en el cielo con los ángeles, y lo colma de Gloria y Poder, restituyéndole en su original dignidad. Pero ahora está adherida a El también la humanidad, y toda la humanidad y todo lo humano está en principio aceptado y glorificado por el Padre. San pablo lo dice. En la glorificación de Cristo de parte de su Padre estamos todos nosotros incluidos, por lo menos en principio todos ya estamos con Cristo sentados en el cielo, y la complacencia del Padre descansa sobre nosotros.
Jesús mismo , revestido de nuestra condición humana,“hecho pecado” para podernos salvar , podría ser identificado con ese hombre de la parábola que cayó en manos de los bandidos asaltantes y fue dejado medio muerto al borde del camino ( Así somos nosotros, los pobres seres humanos sin Cristo).Pero el Padre se conmueve , y lo levanto y lleva a vivir con El, en su Casa para siempre, después de haberlo curado y sanado.
P. CORNELIO FOUCHIER MSF
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