PADRE ENRIQUE WOLKORTE (1976)
P. Enrique Wolkorte. * 1912 +1976
Enrique
nació el 9 de noviembre de 1912 en una pequeña ciudad en la parte oriental de Holanda. Comenzó sus
estudios para el sacerdocio a una edad en que ya no era niño e hizo sus votos
religiosos en el año 1936. Durante sus años del seminario mayor tuvo que
interrumpir sus estudios por enfermedad de manera que su ordenación sacerdotal se atrasó por un
año, que finalmente tuvo lugar en el año 1942 en pleno Guerra Mundial. Fue capellán de prisioneros de guerra,
ayudante de bibliotecario y auxiliar pastoral
hasta que, de acuerdo con su deseo,
fuera nombrado para Chile, a
donde partió en 1947. Solo volvió
en 2 oportunidades a su patria. Después de 1974 prefería quedarse en
Chile para siempre.
Durante
20 años el P. Enrique trabajó como párroco en la localidad de Colbún. Defendió
los intereses de una población campesina y de condición sencilla. Había mucha
vida en su parroquia, que contaba con un coro juvenil, un grupo grande de
catequistas y un numeroso club de monaguillos. El padre construyó una capilla
en la localidad de Maule y otra en Semillero.
Pero
solo dirigir la parroquia no le bastaba. Quería junto con la gente fomentar el
progreso de la comunidad local en su totalidad. Para esto fundó una cooperativa para obtener una red de
agua para asegurar la llegada de agua
potable saludable para el pueblo. Cuando del presidente Eduardo Frei Montalva
se obtuvo un préstamo para tales obras, el párroco mismo dirigió los trabajos
de excavación y la colocación de las tuberías en las calles de Colbún. Él fue
el presidente de la cooperativa, cobraba las cuotas mensuales, y manejaba la
administración de los dineros. También fue miembro del cuerpo de bomberos de la
localidad. (Al lado trasero de la puerta de la casa parroquial se encontraban
colgados su traje de bombero y su casco.)
Muy grande fue su compromiso
social.
Enrique
nunca gozaba de buena salud. Ya antes de llegar a Chile le había tocado
internarse en un sanatorio para hacer frente a la tuberculosis. Y en el año
1968 pasó varios meses en Santiago para recuperarse de un infarto cardiaco. Posiblemente por esta condición había leído
mucho sobre temas de medicina y se había convertido en un hombre autodidacto en
el área de la salud. Con esto pudo prestar diariamente servicios oportunos, también a los habitantes de Colbún que vivían a gran
distancia de médicos y de un hospital. Y si fuera necesario, siempre estaba
dispuesto a llevar en su auto al enfermo hacia el hospital de Linares.
No
tenía el carácter para participar en una comunidad religiosa y le resultó difícil trabajar junto con otros
sacerdotes dentro de una parroquia. Solo podía realizarse completamente cuando
estuvo solo en su parroquia y vivir, trabajar y servir en medio de su gente.
Estaba feliz, cuando compañeros vinieron a verlo y con ganas les compartía
sobre su trabajo, pero en forma solitaria. Tal como vivió, partió a casa de
su Padre Celestial el 13 de agosto de 1976
y desde luego fue sepultado en medio de su querida parroquia en un
sepulcro vistoso, donde nunca faltan flores frescas, señal de que los
feligreses de Colbún no se olvidan de su querido párroco. (Fuente: archivos de Chile y de Holanda. trad. Gaspar)
Durante
20 años el P. Enrique trabajó como párroco en Colbún.
Defendió los intereses de una población de condición sencilla y campesina.
Había mucha vida en su parroquia, que contaba con un coro juvenil, un grupo
grande de catequistas y un numeroso club de monaguillos. El padre construyó una
capilla en la localidad de Maule y otra en Semillero.
Pero
solo dirigir la parroquia no le bastaba. Quería junto con la gente fomentar el
progreso de la comunidad local en su totalidad. Para esto fundó una cooperativa para obtener una red de
agua para asegurar la llegada de agua
potable saludable para el pueblo. Cuando del presidente Eduardo Frei Montalva
se obtuvo un préstamo para tales obras, el párroco mismo dirigió los trabajos
de excavación y la colocación de las tuberías en las calles de Colbún. Él fue
el presidente de la cooperativa, cobraba las cuotas mensuales, y manejaba la
administración de los dineros. También fue miembro del cuerpo de bomberos de la
localidad. (Al lado trasero de la puerta de la casa parroquial se encontraban
colgados su traje de bombero y su casco.)
Muy grande fue su compromiso
social.
Enrique
nunca gozaba de buena salud. Ya antes de llegar a Chile le había tocado
internarse en un sanatorio para hacer frente a la tuberculosis. Y en el año
1968 estuvo varios meses en Santiago para recuperarse de un infarto cardiaco. Posiblemente por esta condición había leído
mucho sobre temas de medicina y se había convertido en un hombre autodidacto en
el área de la salud. Con esto pudo prestar diariamente servicios también a los
habitantes de Colbún que vivían a gran distancia de médicos y de un hospital. Y
si fuera necesario, siempre estaba dispuesto a llevar en su auto al enfermo
hacia el hospital de Linares.
No
tenía el carácter para participar en una comunidad religiosa y le resultó difícil trabajar junto con otros
sacerdotes dentro de una parroquia. Solo podía realizarse completamente cuando
estuvo solo en su parroquia y vivir trabajar y servir en medio de su gente.
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