viernes, agosto 02, 2013

LA TUMBA DE JESÚS ESTÁ VACIA


El gesto de cariño de las mujeres
que van a embalsamar el cuerpo de Jesús
se encuentra con una realidad sorprendente y conmovedora.



En el camino iban haciendo planes sobre cómo podrían abrir la tumba, que tenía una enorme y pesada piedra en la puerta (Mr. 16:3). Por eso no es extraño que se asustasen cuando llegaron y encontraron la piedra removida.



Escuchan por primera vez el anuncio gozoso
de la resurrección de Jesús:

“Ha resucitado; no está aquí”.


Entonces ellas,  saliendo del sepulcro con temor y gran gozo,  fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí,  Jesús les salió al encuentro,  diciendo: ¡Salve!  Y ellas,  acercándose,  abrazaron sus pies,  y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis;  id,  dad las nuevas a mis hermanos,  para que vayan a Galilea,  y allí me verán.

Pedro y Juan corrieron hacia la tumba. Juan llegó primero. Miró hacia dentro de la tumba y vio las vendas con las cuales habían cubierto a Jesús. Cuando Pedro llegó, entró a la tumba. También vio las vendas. Mientras miraba a su alrededor vio también el sudario, con el cual habían cubierto la cabeza de Jesús, doblado y puesto a un lado, separado de las vendas. Después de Pedro estar cotejando todo por unos minutos, Juan entró a la tumba. Cuando se aseguraron de que la tumba estaba vacía, salieron y se fueron a su casa.