domingo, julio 13, 2008

MISA DE ALBA EN LA PAMPILLA DE COQUIMBO LOS AÑOS 1976 A 1986





Coquimbo comenzaba durante muchos años las fiestas de la Pampilla con la Misa del Alba . Esta misa se celebraba el primer domingo de septiembre a las 6 de la mañana en la Casa de Piedra en la Pampilla. La gente se levantaba a las cinco de la mañana para estar presente, la mayoría iba a pie desde San Juan o de la parte alta de la ciudad. Algunos llevaban antorchas para cruzar la parte oscura de la Pampilla. Los jóvenes mostraron de lejos el lugar de la misa quemando neumáticos en los cerros cercanos. Al comienzo fueron parados en el camino por los militares por el toque de queda vigente y los caminantes se justificaban : Vamos a la misa del alba. Cada año aumentaba la cantidad de gente y se mandó a ser 3000 cancioneros para poder cantar juntos
 ¿ Porqué participaban tantos Coquimbanos en esta misa del alba?
 La llegada del nuevo día, la salida del sol  da una fuerza especial al triunfo de Cristo sobre la oscuridad del pecado y la muerte. Los Coquimbanos creyentes conocen las palabras :” Si el sol llegara a oscurecer y no brille más ,yo igual confío en el Señor ,que no va a fallar “. A veces el silencio de Dios nos invade y nos desconcierta. Pero el Coquimbano con su devoción y admiración por María aprendió de ella esperar, cuando todos vacilan, el triunfo de Jesús sobre la muerte.
Saben con su fe mariana que detrás de las montañas viene llegando la aurora.


La misa del Alba nació en la mente de uno de los Padres de la Parroquia San Luis de Coquimbo. El veía la gran muchedumbre que se instala durante las fiestas patrias en la Pampilla. Le hizo recordar el gran milagro de Jesús de la multiplicación de los panes, y se decía: “Voy a buscar un lugar y un horario apropiado para celebrar dignamente la presencia de Jesucristo en la fracción del pan.” Y el reconoció, que fue  gracias al Espíritu Santo, que se llegó a celebrar la misa del alba en el primer Domingo de Septiembre a las 6 horas de la madrugada en aquel lugar denominado” Casa de Piedra”. Tanto el lugar, la hora y el día fueron un acierto.
El poeta Fernando Bivignat escribe en su “ Aleluya de la Misa del alba”: “ Y en qué altar celebrarla y ofrecerla sino en la Casa de Piedra de la Pampilla , sobre roca de nativo semblante, al amparo del mar y bajo la mirada maternal de los cielos. Y con qué unción concurrir a ella , todos los hijos, todos hermanos, en una ronda de júbilo, con los ojos entornados y las manos enlazadas, como quería el Poeta, con los nombres de Dios y de la Patria , aleteando, hermoso trébol de la sangre entre los labios.”