ELSEMINARIO MSF. 1966
El Seminario MSF.
Echando una mirada retrospectiva hacia los 40 años de
nuestro trabajo pastoral en Chile, es inevitable hacernos algunas preguntas
acerca de vocaciones chilenas para la Congregación. ¿Por qué en todas nuestras
parroquias, donde trabajamos durante
tantos años al servicio de la Iglesia
y de la gente, no ha habido jóvenes
que se decidieron o quisieron
juntarse con nosotros? ¿No existieron expectaciones ó esperanzas de
nuestra parte? ¿Por qué no se hicieron realidad?
Es una verdad indiscutible,
que nuestros padres no llegaron a Chile para establecer la Iglesia. Pues esto ya hicieron los
españoles en el siglo 16. Nosotros fuimos enviados para apoyar a la Iglesia chilena en prestar un servicio pastoral en aquellas parroquias, para las cuales no se
disponía de sacerdotes, y para dedicarnos al
apostolado directo. La fundación de una provincia chilena de la
Congregación no fue nunca excluida, pero, si nos fijamos en los hechos
iniciales, de todas formas no se lo veía
como tarea a corto plazo. Para
comprender mejor los hechos servirá hacer una comparación con los tiempos iniciales de los padres
alemanes misioneros msf en la Argentina.
Cuando los primeros misioneros nuestros llegaron a Chile, nos
estaban esperando 5 parroquias: una en Taltal y 4 en Linares. (Yerbas Buenas, Colbún,
Empedrado y Nirivilo) a una distancia de 1400 kilómetros entre ellas. En el
curso de pocos años 12 personas estuvieron al servicio de 6
parroquias. En el Norte Taltal y en el
Sur a una distancia de 2200 kilómetros Calbuco. En el Centro: Santiago, Talca
Yerbas Buenas y Colbún.
Veamos el caso de Argentina. Los alemanes, sacerdotes y hermanos religiosos, llegaron todos a la capital de Buenos Aires, donde conformaron
una comunidad religiosa. Sin preocupación
por parroquias podían dedicarse
exclusivamente al establecimiento
de la Congregación. En un terreno propio
construyeron una residencia y un templo
propio. En su imprenta propia a poco
tiempo publicaron una revista en castellano. Al mismo tiempo iniciaron
un seminario, para la cual podían dedicarse a tiempo completo. Su empeño de tipo pastoral consistía en el servicio
pastoral de su propia iglesia, dando misiones
y celebraciones en las iglesias
vecinas. Podían dedicarse por completo al estudio del idioma. En poco tiempo lograron traducir e imprimir las oraciones
propias de la Congregación.
A pesar
del hecho de que la Dirección General de la Congregación tuvo una visión
distinta en cuanto a las misiones de Argentina y de Chile, los padres
holandeses (y quizás gracias a ellos a
largo plazo) siempre tuvieron interés de tener un seminario y dar a la
Congregación una permanencia definitiva
en Chile. Para esto podemos enumerar algunos hechos. Cuando el Superior General, Padre Trampe, hizo su visita canónica en Chile en el año 1943,
se inició la organización para llegar a fundar la Región Chilena de la
Congregación. Aunque en un principio no se pensaba específicamente en
vocaciones chilenas, es significativo en
cuanto a las expectativas que se encontraron entre los padres, el hecho de que
en la construcción de la casa residencial
de la parroquia del Buen Consejo, se decidió reservar un espacio, incluso la posibilidad de
un segundo piso, para poder acoger a seminaristas mayores de Holanda para que
ellos pudieran completar su formación sacerdotal en Chile. Una de las
razones que entusiasmaron a algunos padres para hacerse cargo de una capilla,
casa y sitio amplio del santuario “El Cristo del perdón” en la comuna de La Florida (San José de la
Estrella, Vic. Mackenna 10821), fue la
posibilidad que vieron de un seminario. En el año 1958 la Congregación iba a
recibir una parcela del “Fundo Los
Pajaritos” ubicado en el camino de
Santiago a Maipú para construir un seminario. El Padre Cornelio van de Spek comenzó
a trabajar en este proyecto y construyó una casa de madera al lado de la
capilla existente, la cual iríamos a atender posteriormente. Sin embargo cuando
se presentó una oportunidad mejor, este
proyecto fue descartado. En Pudahuel en
el camino al Aeropuerto estaba en venta un terreno amplio a un costo módico. Ciertamente
estaba situado algo lejano de la ciudad y del mundo habitado, pero fue
considerado favorable el hecho de que
allí existía espacio y tranquilidad los
que eran considerados elementos de ventaja en la formación de los seminaristas para la
vida sacerdotal y religiosa. También los Hermanos de La Inmaculada Concepción,
que a fines de los años cincuenta habían fundado una casa de formación en Talca,
y las Hermanas Franciscanas se
entusiasmaron. Las tres congregaciones compraron un terreno para tres secciones e iban a construir
cada uno su casa de formación y en su imaginación veían la existencia de un
centro religioso floreciente. Después de un
par de años ya estuvieron construidas dos casas de formación masculinas.
Estas cumplieron con este propósito durante
varios años. Solamente las Hermanas Franciscanas nunca alcanzaron a construir.
En el año 1964 se inició la construcción del
seminario pero fue paralizada en el año 1965, por falta de
fondos.
Después de una visita a Holanda y amplia discusión con la Dirección de la Provincia Holandesa, en el año1966, gracias a ellos, se pudo continuar la construcción hasta que se dio por terminada la construcción de la primera etapa del proyecto más grande.
En octubre del mismo año se pudo tomar en uso el seminario.
Después de una visita a Holanda y amplia discusión con la Dirección de la Provincia Holandesa, en el año1966, gracias a ellos, se pudo continuar la construcción hasta que se dio por terminada la construcción de la primera etapa del proyecto más grande.
En octubre del mismo año se pudo tomar en uso el seminario.
Puesto que ya se había admitido un número de 12
estudiantes para el comienzo del año
escolar en marzo de 1966, mientras que el seminario no estuvo habitable
aún, las hermanas religiosas
Franciscanas pusieron a disposición una parte de su escuela en Las Rejas es
decir algunas locales del subterráneo del gimnasio. El primer director del
seminario fue el Padre Santiago de Kinderen que formó equipo con los padres
Gaspar Handgraaf y Antonio Mutsaers.
El número de estudiantes creció continuamente a
pesar de que con el tiempo se hicieron mayores exigencias en cuanto a la edad y
formación anterior de los candidatos.
(En un comienzo se admitían a niños de los cursos mayores de la escuela
básica)
En el año 1970 participaron 26 jóvenes en el
seminario menor, y 6 en el seminario mayor.
El Seminario de Pudahuel fue la
residencia de todos los estudiantes. Cursaban la enseñanza media en diferentes
colegios de la capital: el Liceo Ruiz Tagle de los hermanos canadienses del
Sagrado Corazón ubicado en la parroquia de Santa Rosa de Lima, el colegio
Alberto Hurtado de los hermanos de la Inmaculada Concepción, el liceo público
Liceo de Maipú etcétera. Después de la
enseñanza media iban a la Universidad.
Cuando en el año 1970 se contaba con 6
seminaristas mayores, parecía conveniente
buscar otra residencia que serviría de seminario mayor, ya que fue
preferible que no vivieran juntos a los
seminaristas menores. Además debían conocer de cerca la vida parroquial y
sus actividades. Cooperando en una
parroquia podrían prepararse mejor para las tareas sacerdotales de más
adelante. De esta manera se constituyó el seminario mayor en la casa parroquial
de Santa Rosa de Lima. Al P, Padre
Santiago de Kinderen tocó acompañar a
los jóvenes como director. Fue designado
como director del seminario menor el P. Jaime van Heeswijk junto con el P.
Adrián Flores y Gaspar Handgraaf.
Puesto que las condiciones en Santa Rosa de Lima
no fueron consideradas muy favorables,
para la formación, en el año 1971 el seminario mayor se trasladó al naciente
“Población Manuel Rodríguez”, que
ostentaba aún todas las características de un barrio asocial y pobre.
La vivienda en que se instalaron los seminaristas era una frágil construcción de madera que en gran parte debía ser adaptada para la comunidad de los seminaristas. El entorno y el modo de vivir, correspondió, de todos modos, al deseo de vivir insertados en el barrio, de participar en las condiciones de la vida del pueblo y de crecer, junto con ellos, hacia una mayor grado de desarrollo. Al mismo tiempo los estudiantes tuvieron la oportunidad de, aparte de dedicarse a sus estudios, participar en alguna tarea de tipo pastoral entre los más pobres de los pobres.-
La vivienda en que se instalaron los seminaristas era una frágil construcción de madera que en gran parte debía ser adaptada para la comunidad de los seminaristas. El entorno y el modo de vivir, correspondió, de todos modos, al deseo de vivir insertados en el barrio, de participar en las condiciones de la vida del pueblo y de crecer, junto con ellos, hacia una mayor grado de desarrollo. Al mismo tiempo los estudiantes tuvieron la oportunidad de, aparte de dedicarse a sus estudios, participar en alguna tarea de tipo pastoral entre los más pobres de los pobres.-
en la foto: padre Pedro van de Veeken, padre Santiago de Kinderen, padre Juan Hollak,seminarista German Cortés y padre Enrique Bentvelzen
Este deseo de vivir en medio de la gente, solidarios
con los pobres y de dar de este modo un testimonio bíblico, también se hizo sentir
dentro del seminario menor. Los jóvenes se sentían incómodos en Pudahuel. A fin de lograr una mayor
cercanía a la gente se procedió a
comprar una casa en calle Radal
como residencia del seminario. Aquí también, a diferencia con Pudahuel, los estudiantes podrían prestar
algún servicio en los quehaceres pastorales.
Por el hecho de que las expectativas en cuanto
el éxito del seminario se habían disminuido
considerablemente y que, además,
se produjo una crítica bastante fuerte entre los miembros de la
congregación acerca de la conducción
dentro del seminario se tomó la decisión de no aceptar más nuevos estudiantes para el seminario menor. A aquellos que estaban se les permitía continuar sus
estudios. En aquel tiempo el P. Jaime van Heeswijk presentó su renuncia como director
del seminario menor para ir a estudiar sicología a la universidad. El P.
Santiago de Kinderen fue nombrado director de ambos seminarios. El mismo
permaneció en “Manuel Rodríguez” y el P Gaspar
lo representaba en “Radal”.
En el año 1972 el edificio de Pudahuel fue
vendido a una fundación que lo habilitó
para la acogida de niños abandonados.
Los Hermanos HIC, que tampoco habían tenido mucho éxito en su proyecto
vocacional, ya habían vendido, con fecha
anterior, su casa de formación de Pudahuel.
Entre los años 1968 y 1971 el P. Santiago
organizaba reuniones mensuales para
jóvenes que buscaban una mayor
profundización en cuanto a vida religiosa y apostolado y que en un futuro
eventualmente podían desarrollarse a ser candidatos para la vida sacerdotal. Esta actividad se
nombró el Seminario Externo. Fue como una comunidad a la cual uno podía ingresar en forma voluntaria y sin ninguna obligación
permanente.
En el año 1971 el primer seminarista mayor,
Germán Cortés, hizo su profesión religiosa
temporal. Mientras tanto había una oposición
fuerte a su admisión de parte de diferentes miembros de la congregación al tratarse de una persona que suscitaba conflictos. Al año
siguiente no renovó sus votos a causa de su militancia política. Cuando los
militares tomaron el gobierno tuvo que esconderse siendo miembro de una
agrupación de extrema izquierda. En el año 1977 con ocasión de un choque violento
con los servicios de seguridad perdió su vida. En
el año 1973, el seminarista, Manuel
Gavilán, emitió sus primeros votos. Para completar su formación sacerdotal se trasladó a
Alemania, donde la Provincia lo acogió y acompañó. No fue admitido para la
renovación de sus votos en el año 1978. Otro seminarista, Jaime Acevedo, hizo profesión temporal en 1974, pero después
de cuatro meses ya fue dispensado de sus votos
A causa de la situación política dentro de
Chile, después de la caída de Allende, el director del seminario P. Santiago de
Kinderen regresó definitivamente a
Holanda a fines del año 1973. Puesto que en la casa de Radal aún permanecieron algunos estudiantes, se
decidió que los estudiantes mayores de “Manuel Rodríguez” se trasladaran a
“Radal”. La casa de Manuel Rodríguez se dio en arriendo al Arzobispado de
Santiago. En diciembre de aquel año fue nombrado el Padre Gerardo Kassing como director del
Seminario nuevamente reunido. El mismo padre pidió en julio de 1974 dispensación
canónica y abandonó la congregación.
En aquel
momento no se encontró ningún padre dispuesto o capaz de asumir la
conducción del seminario. La razón fue, sin duda, por los cambios
internos que se habían producido en el
seminario durante los últimos años marcados
por el desorden político del país. También jugó un rol la resistencia que se había generado en contra del seminario
dentro de la Provincia. Al mismo tiempo se notaba entre todos poca disposición de abandonar el trabajo
pastoral, con el cual cada uno se sentía realizado.
Puesto que,
por otro lado, nadie de los
candidatos (salvo uno) se pronunciaba
explícitamente en favor del sacerdocio, y sus estudios universitarios se concentraron más bien en asignaturas
segundarios que en estudios teológicos, la Dirección Provincial resolvió en el año 1975 cerrar definitivamente
el seminario. Los últimos estudiantes fueron ayudados lo mejor posible y nuevos
solicitudes de admisión fueron
remitidos a otro seminario existente con
informe de razones. La casa de calle Radal quedó bajo la administración del
Padre Gaspar y continuamente pudo servir
como casa de retiro para jornadas de estudio y de reflexión para religiosos,
para reuniones pastorales de la Zona
Oeste diocesana de Santiago y actividades
juveniles de tipo pastoral.
+++++++++++++++
(Reflexión
posterior)
Después de este informe sobre el Seminario volvemos a la pregunta inicial:
¿Porque no tuvimos seguidores (después de 40 años actuando en Chile)?. ¿Porqué
nuestros esfuerzos para fundar un seminario no resultaron? Si, en lo que sigue, tratamos de contestar esta
pregunta, afirmamos con énfasis que no hay
intención de determinar culpas e indicar a personas responsables. En este
bosquejo histórico trataremos con
sinceridad de investigar la historia, de aclarar los acontecimientos, sin
engañar ni a nosotros mismos ni a otros y de observar los errores cometidos, concientes de nuestra corresponsabilidad.
Esto parece fundamental para toda descripción
histórica, por muy discreta que sea. Además es un signo de vida y de energía
interior tanto de las personas como de la comunidad, cuando se reconoce con espíritu generoso las equivocaciones
y errores cometidos y cuando una vez informado, a partir de esta nueva
conciencia, se atreve a salir de nuevo al encuentro del futuro.
No pretendemos en pocas páginas
dar un informe completo de todas las causas,
colocar todo en la perspectiva exacta y dar la última palabra sobre esta
parte de vida de nuestra provincia.
Quizás es una primera tentativa para ver todo en una totalidad, que podría ser
mejor interpretado y complementado por otros
1.- Fue
un mal momento desde el punto de vista histórico
Estamos convencidos que en una visión histórica
estos 40 años pasados en Chile no conformaron un tiempo apto para fundar un seminario. Dentro de la historia de
la Iglesia Chilena en el curso de los primeros siglos se abrieron muchos
seminarios, tanto de parte de las diócesis como de las comunidades religiosas,
que suministraron a Chile un número
relativamente suficiente de sacerdotes. Recién cuando aquí se disminuyó el
incremento de ellos, los obispos fueron
en busca de ellos donde congregaciones extranjeras para hacerse cargo de la pastoral dentro de las parroquias, para las
cuales ya no había sacerdotes
propios disponibles, como anteriormente.
Esta conclusión se refuerza al constatar
la existencia considerable de un gran número de institutos de enseñanza
media que desde la antigüedad llevan el nombre de seminarios, pero que desde
muchos años ya no funcionan como tales (La Serena, Santiago, Ancud En
las últimas décadas hemos observado que, dentro de Chile, todavía
un número considerable de seminarios (establecidos en edificios demasiado grandes provenientes de
tiempos mejores) sufrieron una existencia precaria y finalmente fueron cerrados. (La Serena, Talca, Puerto Montt.) aparte de
los de diferentes órdenes y congregaciones.
Nuestra congregación no vino a Chile para
establecer la congregación (Por lo menos no dentro de la perspectiva del
Gobierno General). Esto se pone en evidencia
al hacer la comparación con el
proyecto misionario de Argentina, de la
aceptación de parroquias con distancias
lejanas entre ellas, y por la falta de nombramientos respectivos, aunque se
observa un pequeño cambio de mentalidad en este punto en el momento de la
constitución de la Provincia Chilena. La Región
Chilena pensaba, en la pista del Padre Berthier, poder conformar una
alternativa para los jóvenes pobres que encontramos en nuestras parroquias. Pero esto tampoco resultó alcanzable.
Cuando comenzamos seriamente en los años 60 con
nuestro seminario, la Iglesia chilena pasaba
por una crisis fuerte y casi todos los seminarios existentes hasta este momento
habían sido cerrados. El paso nuestro, que pusimos también por insistencia de
la superioridad de la congregación,
prácticamente estaba condenado a
fracasar. Y mucha gente seria se preguntaba, qué era lo que pretendíamos.
2.- Nos
faltó una imagen clara sobre el sacerdocio.
No tuvimos claridad sobre el sacerdocio del
futuro. ¿Cómo será aquel sacerdote? ¿Cómo deberá ser aquel sacerdote? En la
respuesta intervienen varios factores
que justamente en los 40 años
pasados y especialmente en la última
década aumentaron su importancia..
Somos una congregación joven y como tal no
disponemos de mucha experiencia y visión
histórica. El Concilio Vaticano Segundo y su versión sudamericana de
Medellín han cambiado varias
situaciones y generado algunos
movimientos, que aún no han llegado a ser vividos suficientemente. La Teología de la Liberación
relativamente nueva, ha originado mucho
entusiasmo y mostrado nuevos horizontes, pero en realidad esta teología
no siempre es interpretada correctamente. El creciente movimiento de
Cristianos por el Socialismo y la situación política de Chile procuraron que el
seminario no se mantuviera libre de las
corrientes políticas y se sintió llamado a comprometerse con ideologías
partidistas izquierdistas.
Había pocos padres que se pusieron dispuestos ó se sintieron llamados
a asumir la conducción del seminario. De
este modo esta tarea fue encargada a los que estaban más entusiasmados, sin que
se pudiera tomar en cuenta suficientemente la capacidad de las personas y sin
que había suficientes personas para un equipo formado en forma equilibrada. Se
han conocido casos de una selección insuficiente de los estudiantes, tanto por
parte de las parroquias que los mandaron
como por parte de la dirección del seminario que los admitía Elementos no totalmente sanos pueden amenazar
o debilitar el grupo en su la totalidad. Tomando en cuenta la proveniencia social
de los estudiantes se comprende
que algunos de ellos más
pretendieron estudiar en forma favorable
que hacerse sacerdote. Para esto no tuvieron mucho que hacer. Su mantenimiento
vital y costos de estudio estaban asegurados, aunque los padres teóricamente
siempre debían aportar algo. De todos modos viviendo en el seminario
permanecieron en un ambiente de lujo comparado con conceptos chilenos. Lo que pedían con un mínimo
de razonabilidad lo recibieron sin problemas. Por
lo tanto no tuvieron claridad sobre el
significado del celibato y que no fue
poco frecuente un contacto de ellos con
chiquillas que iba más allá de libre y normal. Además en realidad no se pronunciaron expresamente en favor del sacerdocio y las carreras segundarias de la universidad,
que les prometerían un futuro trabajo asalariado, eran más importantes para
ellos que estudiar teología. A causa de la misma inseguridad sobre el
sacerdocio del futuro existía demasiado
poca disciplina; faltaba la mano firme.
Por esto nunca se llegó a la constitución de una verdadera comunidad
religiosa y el seminario no era mucho más que una pensión.
3.- Nos
faltó madurez para esto.
Es nuestra convicción de que nuestro grupo como
tal, no era maduro para colaborar en pie de igualdad con eventuales hermanos chilenos y formar equipos pastorales con ellos. . Aunque hay que
reconocer que entre los diferentes
sacerdotes se encuentran los de todas gradaciones entre muy poco y
extraordinariamente bueno. La aspiración de acoger vocaciones y de establecer definitivamente
la congregación en Chile fue demasiado
teórica, tal como se manifestó en el
capítulo de 1969. Había temor e inseguridad. La gente quería tener hermanos chilenos pero no en la propia casa ó en la propia parroquia. Varios nuestros
habían quedado demasiado holandeses y
poco chilenos, resistían a hablar español continuamente y vivir en
ausencia de compatriotas. Además parece
que el seminario también fuera proyectado con un estilo demasiado europeo y
poco adaptado a la mentalidad chilena.
Todo fue demasiado al estilo holandés y
demasiado poco en harmonía con el origen
social y cultural de los seminaristas.
Sobre todo los ítemes 2 y 3 para algunos de
nuestros co-hermanos fueron razones para llevar críticas múltiples y
destructivas frente al seminario incluso
hasta una especie de boycot abierto provocando tensiones agudas dentro de la
provincia. Otros padres que tenían sus
críticas parciales se sometieron fácilmente a la influencia de los mencionados
anteriormente, que tal como se ha dicho, no fueron numerosos realmente. Este
corriente adquirió tanta fuerza que la provincia como totalidad ya no pudo ir en contra, aunque
muchos miembros claramente estaban en favor del seminario.
++++++++++++++++++
Pero no desapareció la inquietud para establecer definitivamente la
congregación en Chile; queremos ir
adelante y tratarlo de nuevo. Sobre todo por el hecho de que la situación en
Chili parece que se haya modificado un
poco y que muchos seminarios se abren de
nuevo y
consiguen la llegada de estudiantes. Sigue en pie la dificultad de que encontramos, dentro y fuera de al
congregación, pocos modelos, que nos
podrán inspirar y orientar en un nuevo proyecto. Tener vocación no es
suficiente; esta también debe crecer y desenvolverse. La disposición de la persona joven debe ser renovada y
profundizada. El tiempo entre brotar y
estar en flor es fundamental y necesita
de un entorno apto y una dirección
capaz y permanente. .
En el último capítulo de diciembre 1977 el Padre
Andrés van Mérode se ofreció y aceptó el
encargo hecho por parte del capítulo,
para estudiar las posibilidades de una comunidad parroquial, en la cual se integran seminaristas mayores,
que vivan en la residencia de los religiosos de la parroquia., colaboran en la pastoral y
estudian en la universidad o de algún otro seminario existente.
Tomando en cuenta la situación de la
Congregación en Chile, las
posibilidades de comenzar de nuevo con
buenos resultados no estarán del todo excluidos. El Padre Berthier comenzó su
proyecto, sin compañía, teniendo ya tenía 55 años. En su tiempo otros
seminarios disponían de personas jóvenes
especializadas en todas las asignaturas. En su caso casi todas las circunstancias le eran adversas.
Pero después de 13 años, con su fallecimiento, tenía 25 sacerdotes, 54 seminaristas mayores, 13
novicios y 70 estudiantes. Y todo esto dentro de la Torre de Babel de
nacionalidades, que fue en aquel momento
el cuartel de Grave. Podemos aprender
aún mucho de él… (Traductor Gaspar)
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