RELIGIOSOS ANCIANOS SANTUARIOS DE SANTIDAD
Religiosos
ancianos son “verdaderos santuarios de la santidad”, recuerda Francisco
VATICANO, 18 Oct. 13 / 04:33 pm (ACI).- El Papa
Francisco se refirió este viernes en su Misa diaria en la capilla de la Casa Santa
Marta a los sacerdotes y religiosas ancianos que culminan sus vidas en casas de
reposo, muchas veces en soledad, y los exaltó al considerarlos, por su entrega
y testimonio, “verdaderos santuarios de santidad” y pidió a los fieles no
abandonarlos.
El Papa Francisco reflexionó sobre las figuras
de Moisés, Juan el Bautista y San Pablo. Destacó en su homilía que a ninguno de
ellos se les ahorró las angustias, y sin embargo, el Señor no los abandonó
nunca. Inició las lecturas del día comentando la vida apostólica y el ocaso del Apóstol de
los gentiles.
“Al comienzo de la vida apostólica –observó– los
discípulos eran jóvenes y fuertes y también los demonios huían ante su
predicación. La primera lectura nos muestra, sin embargo, a san Pablo al final
de su vida. Es el ocaso del Apóstol”.
“El Apóstol tuvo un comienzo gozoso, entusiasta…
pero a nosotros tampoco se nos ahorrará el ocaso”, añadió, para luego presentar
los ejemplos de Moisés, Juan Bautista y Pablo: “Moisés es el que conduce al
Pueblo de Dios, valiente para salvar a su pueblo… pero al final está solo, en
el monte Nebo, mirando la Tierra Prometida, sin que se le permita entrar en
ella. No podía entrar en la promesa. Y a Juan el Bautista tampoco se le privó
de las angustias en los últimos momentos”.
“Esto es lo mejor del Apóstol –subrayó–, que con
su vida hace lo que Juan Bautista decía: ‘Es necesario que Él crezca y que yo
disminuya’. El Apóstol es el que da la vida para que el Señor crezca. Y al
final es así: como Pedro, frente a la promesa: ‘Cuando seas viejo te llevarán
donde tú no quieras ir’”.
El Santo Padre confesó que al meditar este
pasaje le vienen al corazón el recuerdo de aquellos “santuarios de
apostolicidad y de santidad” que son las casas de reposo de los sacerdotes y de
las religiosas: “Valientes sacerdotes y religiosas, mayores ya, con el peso de
la soledad, esperan que el Señor venga a llamar a la puerta de sus corazones.
Estos son verdaderos santuarios de apostolicidad y de santidad que tenemos en
la Iglesia. ¡No los
abandonemos, eh!”.
Luego, animó a preguntarse: “¿Nosotros los
cristianos tenemos la voluntad de hacer una visita, una verdadera
peregrinación, a estos santuarios de santidad y de apostolicidad, que son las
casas de reposo de los sacerdotes y de las religiosas? En las casas de reposo,
estas religiosas y estos sacerdotes esperan al Señor como lo hizo Pablo: un
poco tristes, es verdad, pero también con una cierta paz, con el rostro
alegre”.
“Nos haría bien a todos nosotros –concluyó–
pensar en esta etapa de la vida que es el ocaso del Apóstol y rezar al Señor
para que custodie a los que están en el momento de desprendimiento final, para
decir una última vez ‘Sí, Señor, ¡quiero seguirte!’ ”.
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